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Luis Gancedo

Fusiones, competencia y crédito

Las repercusiones de la concentración en el sector financiero español

El sector bancario español ha pasado en ocho años de tener más de cincuenta entidades (bancos y cajas de ahorros, sin contar las cajas rurales y otras cooperativas de crédito) a once, una magna consolidación que va camino de otro episodio con un proceso de fusiones entre la banca mediana. La reestructuración se llevó por delante más de 90.000 empleos, unas 18.000 oficinas y 64.000 millones en ayudas, parte de ellas con cargo a los contribuyentes (el resto por cuenta del fondo de garantía de depósitos) y que no se recuperarán.

¿Cómo afecta al usuario del crédito el hecho de que se haya reducido del tal manera el número de jugadores? La consolidación de la oferta ha llevado a que la cuota de los cinco mayores bancos (medida por el volumen de activos) haya pasado del 42% en 2008 a casi el 62% en la actualidad, según reflejó el Banco de España en un informe conocido este año. El país ha pasado de estar por debajo de la media europea en los indicadores de concentración a superarla, particularmente en algunas zonas: veintiuna de las cincuenta provincias españolas presentan ratios propios de un perfil de "excesiva concentración". Si bien el informe no es concluyente sobre la existencia de situaciones de poder de mercado, se habla de una "potencial preocupación" por los riesgos para la competencia: cuantas menos entidades haya, mayor facilidad para concertar precios u otras condiciones de los servicios financieros (colusión).

El tamaño y la implantación territorial de Liberbank y de Unicaja, con redes comerciales altamente complementarias, hacen presumir que la fusión que negocian no acentuará significativamente los niveles de concentración de la oferta. Y la posible integración de esas dos entidades da pie para explicar de qué manera las fusiones, aun reduciendo el número de jugadores, favorecen por otra vía que haya mejores condiciones de crédito para particulares y empresas. Detrás de una operación así está el propósito de aumentar la rentabilidad, algo posible con un tamaño mayor y con los ahorros (sinergias) que conlleva el emparejamiento (incluidos los derivados de posibles recortes de personal y de estructura). Si el banco es más rentable, baja el llamado "coste de capital" (lo que le cuesta atraer inversores), y como la oferta de crédito está alineada con la cantidad de capital (el banco lo consume para cubrir los riesgos), que ese capital resulte más barato propicia precios mejores para el cliente. En otro caso, los bancos tienden a reducir sus balances (menos oferta de crédito) y a cobrar mayores intereses.

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