La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

LNE FRANCISO GARCIA

De la ropa vieja al chuletón

En qué ha cambiado, para mejor, el Sporting de José Alberto respecto a la etapa insulsa de Baraja

Sin ser la "naranja mecánica" de los tiempos de Cruyff y Neeskens, Rep y Resenbrink, este Sporting de José Alberto al menos ya no aburre a las ovejas. Presenciar partidos lejos de El Molinón con el guión de Baraja era como visionar una película de terror: resultaba tan soporífero y anodino el juego de entonces que tal planteamiento táctico dormiría a las víctimas insomnes de las cuchillas afiladas de Freddy Krueger.

No hace muchas jornadas había que tener mucha hambre de fútbol para obligarse a digerir, cada fin de semana, un guiso escasamente trufado y sin aliño. Con ingredientes mal mezclados y sin pochar que, de la mano de un cocinero autista, apenas llegaban a hilar en papas cocidas. Quien durante el verano prometió, en su segunda temporada en el Masterchef de los Fernández, un plato apetitoso de estrella Michelin se equivocó de jefe de cocina y de pinches. Le costó rectificar el punto de sal y no reconoció que en algunos casos le dieron gato negro por liebre, y salmón finlandés como si fuera noruego. Y encima congelado.

El caso es que la decisión de encomendar a un joven técnico de la casa la gestión de los fogones, que debió tomarse unas semanas antes de la fecha elegida, ejerció de inesperado bálsamo. José Alberto cambió de libro de cocina -ya saben que cada maestrillo tiene su librillo-, desechó algunos ingredientes con fecha de caducidad, rejuveneció los menús y sin necesidad de colorantes ni conservantes compuso un plato más apetitoso. Y así hemos pasado de la ropa vieja al chuletón. Hasta los paladares rojiblancos más exquisitos reconocerán que, visto el partido de ayer y pese al empate sin goles, el equipo muestra alegría y determinación. Ya juega a ganar, en lugar de a no perder. Sólo la falta de tino de la pareja atacante y los palos impidieron una victoria foránea en Lugo. La tuvo Babin a las primeras de cambio en la cabeza, la desperdició Djurdjevic tras acomodarse de forma defectuosa una bajada de balón con el pecho, la pifió Traver tras una arrancada talentosa en la que pecó de individualista y la desbarató el meta gallego en un lanzamiento de falta de Carmona con marchamo de gol.

Unas últimas líneas merece la, a mi juicio, más destacada irrupción en esta temporada de innecesarios vaivenes: la imponente presencia de Cristian Salvador, un jugador valiosísimo cuya talla crece cada jornada, de manera que en apenas dos meses ha ensanchado su notable estatura. Como zamorano de cuna, sin duda Salvador será ducho en el romancero castellano. Un bautizado en la que llaman "la bien cercada" resulta obvio que va a poner empeño en resguardar con fortaleza el castillo. Con este chico de escudero de Nacho Méndez resulta eficiente hacer de la medular una plaza fortificada. Y además tiene llegada, con el puñal en la boca.

Su generoso esfuerzo de ayer le costó una lesión muscular al Bellido Dolfos de este Sporting, que ya al menos liga mejor las salsas.

Compartir el artículo

stats