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Joyas del patrimonio industrial

Un repaso de los sitios que se aconseja conocer en Asturias

Hace escasas fechas tuve el honor de asistir a unas jornadas sobre "El patrimonio industrial asturiano" organizadas por el Real Instituto de Estudios Asturianos, entidad que cada día se diversifica más al abordar temáticas científicas y tecnológicas de candente actualidad. Consistieron en tres mesas redondas celebradas en el palacio de Toreno que, en mi opinión, resultaron insuficientes para mostrar el caudal de tesoros industriales que atesoramos, realizadas a cargo de acreditados especialistas en la materia, y se complementaron con una visita guiada al valle de Turón, ésta organizada por el Ayuntamiento de Mieres. Es de justicia magnificar la enorme labor que están desempeñando, de manera filantrópica, algunos colectivos de mineros jubilados -caso de la Asociación Cultural y Minera Santa Bárbara- para recuperar diversos vestigios como, por ejemplo, el "socavón La Rebaldana", antiguo acceso a un grupo minero de montaña que se encontraba oculto e inundado.

En esas sesiones se repartió un folleto titulado "Vuelve al paraíso. Turismo industrial en Asturias", magnífico opúsculo cuyo texto corrió a cargo de la gestora cultural María Fernanda Fernández Gutiérrez; todo ello me compromete a redactar un sucinto comentario sobre la enorme importancia de potenciar y divulgar el importante legado heredado.

El patrimonio industrial conforma una de las señas identitarias de nuestra región, ya que durante los dos últimos siglos Asturias constituyó uno de los principales focos de la industrialización española, junto a Cataluña y al País Vasco. Viene forjado por el ingente trabajo de nuestras gentes y se centra singularmente en la minería del carbón y en la industria siderometalúrgica, aunque tampoco deben ser menospreciadas las correspondientes a un largo etcétera, como se detallará más adelante.

En la actualidad se ofertan al público un conjunto de interesantes actividades al respecto y si aceptan un buen consejo: ¡aprovechen estas oportunidades que nos ofrecen!

Dentro del ámbito carbonero hay que destacar, además del citado reconocimiento del Valle de Turón, la mina de Arnao (Castrillón), una de las primeras descubiertas y denunciadas. El pozo conserva un elegante castillete con cubierta de zinc y presenta la peculiaridad de ser la única explotación submarina en Europa; las labores debieron de abandonarse en 1915 por las inundaciones. Nada desdeñable es poder bajar a uno de los yacimientos más emblemáticos de las cuencas carboníferas, el pozu Sotón, en San Martín del Rey Aurelio, que ostenta la particularidad de poseer dos castilletes; tal infraestructura está acondicionada para efectuar un imborrable recorrido por sus entrañas y percibir las enormes dificultades que tuvieron que padecer los trabajadores para extraer el combustible fósil. O subir al tren minero por El Valle de Samuño (Langreo) para, después de transitar un entorno de escombreras y chamizos en un agradable trayecto ferroviario, adentrarse en el socavón Emilia, una vetusta mina de montaña, hasta alcanzar la primera planta del singular pozu San Luis. Y, como no, resulta imprescindible visitar en El Entrego a todo un clásico: el Museo de la Minería y la Industria de Asturias (MUMI), iniciativa pionera para poner en valor el exuberante patrimonio existente.

En Asturias no solo se explotó carbón sino que asimismo se lucraron minerales metálicos y para corroborarlo nada mejor que desplazarse hasta Llumeres (Bañugues, Gozón), donde se encuentra una antiquísima mina -probablemente prerromana- de mineral de hierro, beneficiada por Duro Felguera hasta el año 1967; de este criadero procede casi la mitad del hierro asturiano arrancado y aún resisten el paso del tiempo sus instalaciones semi-ruinosas, incluyendo el vetusto embarcadero. Merece la pena acercarse también a las minas de Texeo (Llamo, Riosa), que proporcionaron cobre y cobalto desde hace unos 2.500 años a. C., cesando su gestión en 1959; a pesar de la subida fatigosa que hay que vencer, no conviene perderse el ascenso hasta la Campa les Mines, donde se descubren unas espectaculares cámaras de un laboreo a base de cámaras y pilares. En la zona de San Martín de Oscos sobresale mina Carmina, de donde se extrajo plomo y zinc, conservándose una antigua galería con sistema de iluminación. Por último, no deje de dar una vuelta por el Museo del Oro de Asturias (Navelgas, Tineo) y el Aula del Oro (Belmonte), elocuentes exponentes de la minería romana en el occidente astur.

Pero el patrimonio industrial no está relacionado exclusivamente con la minería, pues en él tienen cabida los museos etnográficos, siderúrgicos (MUSI, Langreo), ferroviarios (Gijón), marítimos (Luanco), conserveros (Candás), poblacionales (Bustiello, Mieres), etc., e igualmente ocupan un importante espacio las centrales hidroeléctricas (Grandas de Salime, La Malva en Somiedo o Soto de Ribera), las cuales conjugan una mezcolanza de paisaje, ingeniería e incluso arte.

Como colofón, no se puede obviar uno de nuestros símbolos de identidad más representativos: la industria sidrera. A destacar el popular Museo de la Sidra (Nava) y, ostentando un lugar de honor, la famosa fábrica de El Gaitero (Villaviciosa), cuya colección permanente, compuesta a base de manuscritos, fotografías, maquinaria o productos elaborados, constituye un homenaje a la cultura de esta ancestral bebida.

Parece muy oportuno el momento que nos ofrece el epílogo minero para recuperar bienes muebles e inmuebles y crear un estado de opinión acerca de esta tradición. Todo lo que hagamos por proteger el acervo industrial de interés cultural nos lo agradecerán las futuras generaciones y servirá para que no caigan en el olvido las actividades que practicaron nuestros antepasados para ganarse la vida.

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