La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrenador de Moha Bakkali

El reto de Moha Bakkali

El foco que ilumina las carreras de fin de año es sin duda el más potente de los que disfruta el atleta de a pie. Cualquier logro en una de estas pruebas alcanza una magnitud que competiciones de más envergadura ni siquiera imaginan. Esto puede explicar, en cierta medida, el revuelo mediático generado por el reto de doblar victoria Gijón-Oviedo en una misma tarde.

El resto de la explicación la aporta el protagonista de la aventura, Mohamed Bakkali. Moha es un chico extrovertido y risueño, al que nadie podría poner tacha alguna. Siempre comedido y reconocedor de los méritos de sus rivales. Un tipo con carisma, de los que el atletismo necesita que triunfen para que sean sus portavoces ante el mundo.

Con esos ingredientes y de la mano de Óscar Espiñeira y su NoKo Sport -que han puesto la San Silvestre de Oviedo al nivel de lo que debería aspirar una prueba de esta magnitud-, el foco que alumbraba a estas dos carreras se multiplicó por mil, desbordando todas las expectativas.

No era esa la intención. Todo surge con la simple intención de divertirse, de esa curiosidad que emana del pensamiento, germen de las grandes aventuras, "pues yo creo que puedo". Pero no fue así. Calculamos bien las carreras, Bengoa y Laso tensando hasta la extenuación, pero Moha no estaba aún preparado para soportarlo. Las fuerzas se acabaron en el kilómetro 3 de Oviedo y cuando llegas vacío a meta no puedes más que felicitar al rival y reconocer su esfuerzo. Sobre todo del que no tuvo premio a su audacia. Bengoa y su ritmo suicida habrían aprovechado de la misma manera que hizo Laso en Oviedo la debilidad que Moha arrastraba de la prueba anterior. Para correr así con atletas a los que nunca ganaste hay que ser muy valiente. Pero más valiente es aceptar la derrota.

Hemos visto de lo que es capaz nuestro deporte cuando un atleta plantea sus objetivos públicamente. Atrae la atención de la gente y de los medios. Tenemos miedo a aquello tan nuestro de "pero, ¿y esti dónde va?". Lo he oído muchas veces estos días, a los mismos que se quejan de que los medios no nos hacen ni caso.

No soy amigo de convertir esto en un circo, pero desde el respeto a un deporte con más de 20 siglos de historia podemos hacer más, mucho más, por ser visibles.

Compartir el artículo

stats