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Javier Cuervo

Un millón

Javier Cuervo

Aperol Spritz y brandy

El PP tiene un problema en el mercado muy clásico, creado por el brote de una competencia inesperada.

Ciudadanos, que se ha hecho con la red de distribución de la derecha española en Cataluña, se ofrece como un producto nuevo, con empaquetado moderno y una publicidad enfocada hacia los consumidores jóvenes (de treinta y cuarenta años) que quieren ser tan dinámicos, guapos y bien vestidos como los principales cabezas de cartel del partido de Albert Rivera y hacerse "selfies" en esos puestos naranja de los mediodías festivos donde se despacha liberalismo sonriente como si se sirviera Aperol Spritz.

Lo inesperado viene por la banda de Vox, que es la derecha sin complejos que reclamaba José María Aznar, pero en pelota picada. Contra toda la tendencia ligera del mercado que etiqueta lo natural, lo ecológico, lo orgánico, lo light, lo bajo en grasa y en sal, lo que tiene menos calorías, lo que no lleva azúcares añadidos, lo desnatado, lo descafeinado, lo sin gluten y lo sin alcohol, sale Vox y retrotrae a la España del Fundador y "las cosas claras: los toros, que sean toros; el cante, cante; la mujer, mujer, y el brandy, brandy". Trapío, jondura, garbo y aguardiente. Los toros, las mujeres y los legionarios, sin afeitar.

Había varias porciones en el "Caserío" del PP que cabeceaban dando la razón al Alfredo Landa de "Lleno, por favor" en los noventa, que ríen sin entender la gracia en "Torrente" en el siglo XXI, que añoran el paisaje de "Cine de barrio" y corean a "El Fary" a las que Vox les sabe mejor, les gusta más, les parece más auténtico y en una sociedad que les insatisface, les afea, les contradice y les da poco a ganar quieren sentir el beso de gelatina de los callos de la abuela, sobre todo los que no conocieron al abuelo.

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