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Los pasos atrás

A veces se producen acontecimientos que todo lo trastocan. Un claro ejemplo son las consecuencias que han tenido las pasadas elecciones andaluzas. Se ha escrito mucho y se seguirá escribiendo, supongo, pero me ha sorprendido que no se pusiera especial énfasis en lo que significan las propuestas de un partido de incultos y para incultos, al que se tilda de extrema derecha. Los más jóvenes pueden pensar que esto de los derechos y libertades es una cosa que nos tocó a la lotería en tiempos remotos, que no hubo que hacer ningún esfuerzo para alcanzar la libertad. Y con esa misma parsimonia, se consiente que se pongan en cuestión y se respeta, muy democráticamente, a los que lo hacen.

Todos los grandes males del siglo XX empezaron así, con parsimonia, como si la cosa no fuera con unos ni con otros, como si aquel cabo austriaco devenido en dictador fuera a ser una cosa pasajera, alguien, incluso, con el que se podía pactar como pensaron algunos británicos muy aristócratas y resabiados.

De la misma manera, ahora no se le da importancia a que en el programa de un partido político figure la protección a las corridas de toros como parte esencial de sus propuestas o el cambio del día de Andalucía al día de la toma de Granada -reconquista para ellos- por los reyes Católicos. Ya se les pasará, dicen unos, meras anécdotas, dicen otros. Y qué decir de la supresión de la ley contra la violencia machista: nada, un postureo para llamar la atención, para ganar notoriedad de cara a las elecciones generales, llegó a decir un director de un periódico de tirada nacional en una tertulia de TVE.

No se le da importancia a ninguna de las barbaridades que se han dicho, y las que están por venir, por respeto democrático hacia una caterva de desalmados -y también bastantes desalmadas, por cierto- cuyo objetivo último es precisamente cargarse todo lo que puedan la democracia. Los pasos atrás solo se convierten en graves cuando se consolidan y volver a recuperar lo perdido, eso sí que es una auténtica reconquista, resulta muy difícil y costoso.

Pero como ya he escrito antes, se trata de un partido de incultos y para incultos, como lo son los partidarios del Brexit o los independentistas catalanes, exactamente igual, no por ideología sino por ignorancia y desprecio de la historia. ¿Cuántas barbaridades más tendremos que escuchar hasta que alguien mande parar?

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