La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El barco de Kierkegaard

La desorientación y decrepitud por la falta de liderazgos, reflexión y acciones que nos guíen hacia los fines naturales

Sören Kierkegaard escribió, en su diario, una reflexión acerca de la lectura extensiva de los periódicos, a causa de la enorme difusión de estos entre la ciudadanía, frente a la de los libros, que es la que él consideraba excelente. Se halla en las anotaciones correspondientes al período comprendido entre el 24 de enero de 1847 y el 15 de mayo de 1848. "Los libros son leídos por unos pocos, los periódicos por todos", dice.

La situación equivaldría, prosigue el escritor danés, a la de un barco en el que el pinche de cocina ha tomado el mando, con la aprobación general de la tripulación y el pasaje, aunque no con la del capitán, al que nadie escucha. Este tiene que hacerse oír dando voces, porque el megáfono está en manos del pinche, que dice cosas así: "Pon manteca a las espinacas", y otras por el estilo.

La figura de una nave dirigida por el cocinero de a bordo, que coge el megáfono, mas no para señalar la ruta que se ha de seguir, sino para anunciar el menú, sirve también para ilustrar el estado de desorientación y decrepitud en el que se encuentran numerosas entidades, instituciones, asociaciones y realidades, que van a la deriva por insuficiencia de liderazgos, reflexión y acciones que las guíen hacia la consecución de sus fines naturales, mientras se entretienen, narcotizan y evaden con la inmediata satisfacción de intereses particulares, intrascendentes e insolidarios.

Esto es lo que ha trasladado el Papa Francisco a los embajadores que representan a los 183 estados con los que la Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas, que acudieron al Vaticano, hace unos días, para felicitar al Pontífice con motivo del año nuevo. Francisco puso el ejemplo de lo que le acaeció a la Sociedad de Naciones que, creada en 1919 por el Tratado de Versalles, fue laminada por la falta de entendimiento entre las que la componían, las fantasías de preponderancia unilateral por parte de algunas que se tenían por más fuertes que las demás y el estallido de la segunda Gran Guerra.

El sistema multilateral moderno, concebido para intentar alcanzar soluciones dialogadas ante los conflictos y para que, entre los estados, no impere la lógica del dominio que conduce al enfrentamiento armado, se ha debilitado notablemente a causa del resurgimiento de tendencias nacionalistas, por una parte, y de la "globalización esférica", que trata de igualarlo todo indiscriminadamente, por otro. "Es el resultado de la evolución de las políticas nacionales condicionadas cada vez con mayor frecuencia por la búsqueda de un consenso inmediato y sectario, en lugar de buscar pacientemente el bien común con respuestas a largo plazo", señaló el Papa.

Al considerar la situación presente, no sólo vienen a la mente los sugerentes símiles trazados por Sören Kierkegaard, sino también los ideados por Michel de Montaigne, el humanista que, fatigado, y tal vez decepcionado, de la brega en la vida pública, se retiró, en 1571, cuando contaba treinta y ocho años de edad, a la calma, serenidad y tranquilidad de su biblioteca, para leer, escribir y ser libre. Allí acopió el tesoro de sabiduría imperecedera que trasladó con tinta a sus celebérrimos "Ensayos", en los que advierte de los efectos del desnorte vital y de la voltariedad sistémica: "Quien no ha enderezado su vida hacia un determinado fin es imposible que pueda ser dueño de sus acciones particulares ? El arquero debe primeramente saber el punto hacia el que ha de disparar el dardo? Ningún viento sopla para el que no se dirige a un puerto determinado."

Urge, pues, pensar en el común destino de la humanidad, anteponer la conciencia moral frente al pulular de éticas que mutan al retortero de conveniencias circunstanciales, y escuchar al capitán del barco y al cocinero de a bordo, pero también al fogonero y al grumete, es decir, a todos, porque, para navegar, junto a aquellos que dirigen la nave desde el puente de mando, con el megáfono en la mano, indicando el rumbo, son igualmente necesarios los esfuerzos, las renuncias, la constancia, la disponibilidad y las habilidades de quienes desarrollan, silenciosa y escondidamente, su actividad en el adentramiento de la sala de máquinas y los pañoles.

Compartir el artículo

stats