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Sol y sombra

El gran agravio

Sánchez premia la deslealtad catalana con mayores inversiones

Mingote inmortalizó el agravio presupuestario nacional en una genial viñeta humorística que ayer daba la vuelta al cibermundo. En ella, España vertía dinero del cuerno del erario sobre un grupo de independentistas. Al lado, otro con una bandera constitucional se resignaba: "Y nosotros aquí, empeñados en ser españoles a cambio de nada". La actualidad ha confirmado ahora su carácter de incunable.

El despilfarro en las inversiones públicas como supuesto factor de estabilización territorial se ha convertido a lo largo de las últimas décadas en uno de los mayores abusos del sistema: una de las grandes injusticias de la España autonómica. En todos estos años, gobiernos débiles socialistas y populares no han tenido inconveniente en ceder al chantaje nacionalista recurriendo a los recursos públicos para aplacar los ánimos de los desleales, en busca de apoyos. Mientras tanto, los que permanecían del lado constitucional eran los agraviados de la cleptocracia política.

El asunto es aún más siniestro con Sánchez, que ha diseñado unos presupuestos no ya para agradar a quienes le tienden la mano con el fin de aprovecharse de los recursos de todos sino a favor de los que han dado un golpe desde las instituciones contra España, premiados con un 60% más de dotación y 2.250 millones de los españoles. En realidad, una maniobra a favor suyo para mantener su obsesión de permanecer en la Moncloa hasta 2020, suceda lo que suceda, con un proyecto económico irreal que arrastrará al Estado a una deuda aún mayor.

Piensen en la viñeta de Mingote y en a quienes no deben votar cuando acudan de nuevo a las urnas. Aunque sólo sea como contribuyentes indignados.

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