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Latidos de Valdediós

Vivir o... ¿vegetar?

La madurez a través de las "vivencias"

Decíamos el pasado viernes que retomar la vida "normal" después de Navidad supone para muchas personas un momento de crisis". Y veíamos la necesidad de lanzarnos a vivir la vida "agarrando el toro por los cuernos".

Hoy deseo compartir la reflexión que me hago algunas veces cuando veo personas mayores, que ya han vivido un montonazo de años y las encuentras instaladas en una continua adolescencia: inmaduras, egoístas, rebeldes, chinchorreras? Y me pregunto: pero? ¿cómo es posible? Pues es sencillo: la madurez no la da la edad, cada vez lo veo más claro, sino las experiencias y vivencias "acumuladas" en el corazón, que van poco a poco transformando la interioridad de las personas.

No se trata de decir: "yo he vivido muchos años y ya sé mucho?" Eso no sirve, porque muchas veces no es verdad que eso le haya dado a esa persona sabiduría ni experiencia de vida. Una vez escuche la siguiente afirmación de labios de un hombre santo y sabio: "hay personas que viven ochenta años y otras que viven ochenta veces el mismo año". De primeras me hizo gracias y solté una carcajada, pero después ya dejé la parte graciosilla y comprendí la gran verdad que encierran esas palabras y que me hacen volver a la idea de siempre que repito tantas veces: aprovechar el tiempo, vivir intensamente?

Usar el tiempo que se nos concede de vida -que no es nuestro, sino que nos es dado- y usarlo para el bien, para crecer como personas y para que crezcan los otros. Tiempo para crear una onda expansiva de amor, de entrega, de bondad? tiempo para ser "usado" responsablemente. Y esa responsabilidad empieza por no perderlo, no malgastarlo. No podemos dejar que pase y fluya y se gaste? sin vivir, sin amar, sin ser felices y hacer felices a los otros. No podemos anclarnos en nosotros mismos y no crecer, no aprender, no salir del mismo círculo, no arriesgar? Eso es justamente "vivir ochenta veces el mismo año".

Es preciso que seamos capaces de salir de nuestra zona de confort y seguridades y asomar nuestra naricilla al resto del mundo, a la realidad vital de las personas que nos rodean (esto, por supuesto, no significa ser entrometidos ni cotillas), a la vida que nos circunda con sus luces y sus sombras. Solamente así podremos vivir y crecer y no repetir la secuencia del año anterior y vivir de verdad un año nuevo. De lo contrario da la sensación de estar ante quien repite curso una y otra vez? No sé explicarlo mejor; ruego a Dios que supla mi impotencia y os haga comprender lo que quiero expresar.

Os pido que luchemos para que nuestra interioridad de seres humanos, que es única en la creación porque ningún otro ser creado la posee, no se atrofie por falta de uso. Hemos nacido para vivir, no para vegetar, y esto no es negociable. Propias de quien vegeta son esas frases matadoras: "no es mi problema", " a mí que me dejen en paz, que no quiero líos", "no hay que ser tan exagerados", "eso son cosas de los pocos años, ya con la edad? uno ve las cosas de otra manera?"

¡Cuidado con vegetar! La vida vegetativa es solamente vida a nivel biológico, y de pésima calidad y muchas veces dependiente de una máquina. O sea: que no es vida, no nos engañemos. Y además? así se puede sobrevivir ocho, diez, quince, veinte años? pero siempre en la misma situación o empeorando. ¿en que situación me encuentro yo? Esa es la gran pregunta.

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