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Joan Tapia

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Juan Tapia

Un "Brexit" imposible, pero matón

Tras dos años de negociaciones para llevar a cabo el mandato del referéndum para salir de la UE, que tuvo el voto del 52% de los británicos, la terca Theresa May ha tenido una derrota descomunal ya que su propuesta de salida fue derrotada en los Comunes por más de 200 votos.

El fracaso se debe a que la propuesta, aunque nominalmente era fiel al "Brexit", en la práctica podía acabar no siéndolo (por la frontera irlandesa). Por eso tuvo el voto en contra de los antieuropeos (muchos del partido de May) y también de los que quieren permanecer en la UE, de los que creen que hay otras fórmulas posibles y el de sus enemigos políticos. Como el líder del Labour, Jeremy Corbyn, que sólo piensa en echarla.

La consecuencia es que Gran Bretaña lleva años en una gran crisis política y en una incertidumbre total. La democracia se basa en un traspaso de la soberanía del pueblo al Parlamento que elige un gobierno. Y el gobierno es el que gobierna. La democracia directa -el referéndum- puede ser útil y positivo allí donde se practica con regularidad (Suiza, Estados Unidos?) para algunos asuntos. Pero cuando se recurre al referéndum para resolver un problema muy complejo de apariencia simple que levanta pasiones (estar o no en la UE) y además sin un amplio consenso previo, todo puede acabar mal. O peor.

Theresa May no ha querido confesar que el "Brexit" es imposible, salvo que se asumieran graves efectos económicos como mínimo a corto y medio plazo. Ahora lo que parece claro es que finalmente no habrá "Brexit" real porque un "Brexit" sin acuerdo sería una catástrofe que sólo quieren los nacionalistas más radicales. Es posible que Gran Bretaña salga de la UE y se quede -con menos poder e influencia- en el mercado único o en la unión aduanera (ahí están los casos de Suiza y Noruega), pero es muy difícil el divorcio total y la recuperación de la plena soberanía.

Aunque -paradójicamente- todo pudiera acabar pasando si se convoca un segundo referéndum (la reivindicación actual de muchos proeuropeos) y el resultado final -en contra de lo previsto- fuera similar al del 2016. No se puede descartar del todo porque las encuestas sólo dan un 54% a 46% a favor de permanecer en la UE, un margen demasiado estrecho. Mejor no volver al disparate del referéndum.

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