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José Luis Salinas

Una lección a aprender en la dehesa

El Oviedo debe demostrar en Zaragoza que sabe ser un equipo valiente, como ayer en Almendralejo

Así sí. El Oviedo se pareció en la dehesa extremeña al equipo que debería ser cada jornada. Un conjunto valiente que no le pierda la cara al partido cuando las cosas se ponen favorables, ni que desenchufe cuando vienen mal dadas. La duda ahora es si esa mejoría fue por iniciativa propia, como defendió Anquela, o por incomparecencia de un Extremadura que, como el Tenerife la semana pasada, está en plena reconversión y agarrado al clavo ardiendo del mercado invernal para salvar la categoría.

Bueno, pero no es momento para filosofar, ahora hay que tratar de saborear este momento en el que el equipo está rozando el ansiado play-off (a dos puntinos de nada), lleva tres partidos consecutivos ganando (apúntenlo porque hace milenios que eso no ocurría) y parece que, por fin, las cosas comienzan a salir medianamente bien. Aunque esto es muy largo y esta Liga da muchas vueltas. Pero para sacar pecho queda que este Oviedo está imbatido en 2019, y que dure ¿Será esté el año? Y eso, pese a que frente al Numancia y al Tenerife se vio un juego bastante ramplón. Todo lo contrario que en Almendralejo.

Lo único reprochable del partido de ayer es que los ovetenses tuvieron las suficientes oportunidades para llevarse un botín mayor. Tanto que durante muchos minutos dejó a los extremeños con un hilillo de vida que los locales no consiguieron aprovechar, más por mérito de los carbayones seguramente. Por fin. Porque a esto sí que la afición no está acostumbrada. Pero al primer golpe, el gol de Joselu, los del Extremadura quedaron como groguis, medio dormidos. Y, esta vez sí, se aprovechó.

Ahora, relean si quieren, pero el Oviedo tiene que sacar una lección importante de este partido. Es la siguiente. No sirve de nada echarse atrás cuando las cosas van bien, los resultados llegan cuando se es valiente y no cuando se es un equipo cobarde, como contra el Tenerife. La teoría ya la conocemos, ahora hay que refrendarlo en la práctica contra el Zaragoza. Eso puede ser otro cantar. Los aragoneses no están en reconversión, pero sí están bastante heridos y en su casa pueden ser peligrosos. No les queda ya otra que salir a morir.

Pero lo importante es que el Oviedo no cambie su actitud, que siga creciendo en lo defensivo (tras el desastre de Soria, pese a la victoria) y que continúe ganando vigor en lo ofensivo.

Allá arriba, donde se ganan los partidos, el Oviedo está creciendo al ritmo que le marca Yoel Bárcenas, un jugador que está demostrando que tiene una categoría enorme y que ha vuelto a crecer después de haber pasado, como el resto del equipo, un pequeño valle de rendimiento.

Anquela reconoció al final del encuentro que el equipo aún puede ser más valiente. Pues séanlo. Es hora de demostrar que de esta victoria se puede sacar una lección, que hay que dejar de ser un equipo cobarde. Ése es el camino.

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