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Alfonso dixit

Han salido en el diario El Mundo unas reflexiones de Alfonso Guerra a propósito de la situación actual. Entre las perplejidades que enumera, destaca la que le produce que en su partido le contesten Es que hemos evolucionado cuando él pregunta por un cambio de actitud. Se queda corto Guerra en su análisis. Llamar evolución a lo que va de una herencia socialdemócrata centroeuropea a una postura titubeante respecto a un ya famoso país del Caribe es poca cosa. Es obvio hasta lo exasperante que cuando un partido socialista hace los deberes, no pierde su rumbo doctrinal. Y viceversa. Se asombra Guerra de la reciente actuación de Zapatero en los problemas que afligen a Venezuela; le falta añadir que la inteligencia es una virtud. Puede no pasar nada si no la tienes- puedes llegar a presidente del Gobierno de España sin ella, eso está ya demostrado hasta lo doloroso- pero sigue siendo una virtud. En un país en el que los futbolistas mimados por las masas salen en los papeles por no cumplir con la hacienda pública a la que chulean con impudicia y en el que se llama llama música a lo que se hace en Operación Triunfo, tendría cierta ilógica contar con un presidente inteligente. Ni que fuéramos islandeses. Pero aun así, no nos merecemos tanto.

El antifascismo es una de las posturas políticas más seductoras que hay; la conclusión es obvia. No te tienes que fiar forzosamente de quien lo esgrima porque podría estar usando esa postura tan noble para su popio medro profesional. Sánchez se ha columpiado con júbilo en la denuncia de las alianzas que han sacado al PSOE de Andalucía; viene con ello a decirnos que la izquierda es él y que sus alianzas con gente que habla de España como de hoja de perejil son cosa lógica y buenísima. Mintió Sánchez cuando amagó con darnos pronto el placer de votar, pero es que aunque nos lo diera, la situación no tendría por qué ser muy distinta de la que padecemos. El PSOE actual se lleva mejor con quien hoy se lleva bien que con los demás; no es nada imposible que, aceptando liderar un partido disminuido y genuflexo en el que las mayorías sólidas son ya tenidas por cosa pasada, Sánchez se conforme con un PSOE servil y más adosado al prójimo que casa común de nadie. Media hora de tortura televisiva haciendo zapping por los canales que vomitan basura te convencen de lo evidente: nos adiestran para la estulticia. Aún es reciente la irritación con la que Patxi López le dice a un Sánchez bisoño e impertinente que el debate de las nacionalidades no es el de los socialistas. Sánchez hace ahora cruzada de la plurinacionalidad con la soberbia de quien nos tiene por tontos redimibles. Cuando la estupidez es inmensa, la denuncia es urgente. Guerra ha hablado poco, y los socialistas abochornados también. Y en eso estamos.

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