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Carmen Pérez Novo

Terrorismo doméstico

El drama de las mujeres que viven con su enemigo

Miles de españolas viven a diario con su enemigo; medio centenar mueren cada año a manos de su pareja; muchas denuncian violencia y malos tratos y un alto porcentaje no se atreven a hablar del horror que padecen en la convivencia con ellos. Son las víctimas del terrorismo en el hogar ¿Machismo incontrolado como causa de esas atrocidades? Sin duda existe, pero tiene que haber algo más, porque los países nórdicos, precisamente los que más han avanzado en la lucha antisexista, se llevan la palma ¿Desmantelamiento de unas estructuras patriarcales que han durado milenios? Porque las relaciones entre sexos están regidas por un sistema afectivo muy antiguo que, en la actualidad, no tiene cabida. Y es que, originariamente, la mujer, muscularmente más débil, en situación vulnerable por las maternidades repetidas y numerosas y el largo período de crianza, necesitaba la protección del varón.

Pero esa implicación afectiva ha tenido un precio demasiado alto. Porque se ha convertido en un férreo dominio que se ha ido justificando durante siglos con mitos, instaurados bajo la forma de prejuicios, que han tenido una persistencia tenaz: la mujer es mala -la Eva bíblica, las Amazonas, las Erinias...- e inferior y crédula, y necesita del varón no solo para engendrar, sino incluso para gobernarse, como decía Tomás de Aquino.

En España, sin ir más lejos, el mito de que la mujer debía ser tutelada duró muchos siglos. Hasta 1975 no podía trabajar sin licencia del marido, ni abrir cuentas en un banco, ni obtener el pasaporte, ni el carné de conducir?

Pero los arcaicos mecanismos evolutivos son difíciles de eliminar. Y aún hoy la mujer sigue sufriendo discriminación. La mayor en el hogar. Porque allí, en ocasiones, se la mata. Por eso, ¿tenemos también que hablar de personalidades psicópatas capaces de cometer estos crímenes? Pues, parece que no. Según los expertos, salvo en algunos casos en que puede haber alguna anomalía que se agrava por consumo de alcohol, la psicología de estas personas es variopinta y no tiene un perfil específico.

Asunto complicado, sí señor. Porque, además, este tipo de violencia se da también entre la población joven. Hace unos meses un psicólogo amigo me decía que él se había encontrado con adolescentes de 16 años que afirmaban: "Me pega, pero le quiero". ¿Indica esto un profundo analfabetismo afectivo? Porque en estas tramas de edad, la verdad, no se puede pensar en otra cosa.

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