La moda española está ligada al negro desde los comienzos de su historia. Desde esos diseños de finales del siglo XIX y la primera mitad del XX que vestían a las mujeres de luto, para sobrellevar la desgana de la guerra y la posguerra, y la tristeza de una dictadura. Pero, en todo ese negro, hubo unas luces que deslumbraban entre las tinieblas de un panorama gris. Y una de ellas fue Elio Berhanyer.
El diseñador, que abandonó su Andalucía natal para mostrar toda su valía en Madrid, es, sin ningún lugar a dudas, uno de los grandes maestros que hicieron realidad el sueño de la alta costura española. Desde muy joven demostró su habilidad para dibujar, para generar belleza. Consiguió sacar el lado más hermoso de las mujeres que se ponían en sus manos, desde princesas hasta las azafatas de las líneas aéreas. Supo adaptarse a los tiempos, con su estilo propio. Con su icónica kipá y sus kaftanes blancos. En los setenta se lanzó a la creación en serie al conocido como prêt-à-porter.
Sorteó la Movida de los 80 y arrasó, con las tops españolas como mejores embajadoras, en los 90. Llegó la crisis, y a pesar de las complicaciones económicas y de episodios oscuros, seguía siendo una inspiración para los nuevos diseñadores y, cómo no, para los ya consagrados.
Recogía premios, daba conferencias, recibía en su casa a todo aquel que quisiera ahondar en su obra y, lo más importante, seguía sentado en la primera fila de los desfiles de la Semana de la Moda para aplaudir las colecciones de sus compañeros.
Y, por qué no, para seguir aprendiendo y creando. Porque no paró. Él había avisado de que moriría con las botas puestas. Y así, a los 89 años, lo ha hecho. Hoy la moda española se vuelve a vestir de negro, pero esta vez para crear el ambiente perfecto para que la luz de Elio Berhanyer brille como se merece.
