David Alonso, edil de Podemos que hace semanas entregó su acta de concejal para embarcarse en un nuevo proyecto político de izquierda menos dogmática, fue comisionado en su día para defender la posición de su grupo municipal en relación con la construcción del área metropolitana de Asturias. Y apoyó la propuesta resucitada sorpresivamente por el consejero Lastra porque le convencieron los argumentos, que incluso llevó con Aurelio Martín (IU) al Consejo Social de Gijón, donde fue bendecido. Fue salir Alonso del redil podemista y Xixón Sí Puede se va a la acera de enfrente, o a la del medio, absteniéndose en la votación plenaria.
Lo mismo cabe reflexionar sobre la posición regional de los morados acerca de idéntico asunto: desapareció del escenario Piernavieja, el Alonso del Parlamento regional, que se tenía el asunto bien trabajado, y ya no saben por dónde se andan; o sí: por los cerros de Úbeda. Y se han puesto, seguramente sin pretenderlo pero tácitamente en la práctica, al nivel del PP, que también manifiesta reparos al proyecto supramunicipal. ¡Qué sagrada estupidez resucitar a estas alturas el mito del cerco!
La ciudad de ciudades del área central es moneda de curso frecuente en la historia reciente de esta región, que bien por falta de metal o de metalúrgico no acaba de acuñarse. Sea por impericia, por impedancia o porque se acercan unas elecciones y nadie quiere que otro se apropie de la lata de las medallas, transitamos una vez más por la senda de la oportunidad perdida.
Sin Oviedo es obvio que no resulta viable el proyecto para la zona central: no hay área sin las hectáreas capitalinas. Pero ese ataque reciente de soberbia lo pagará media Asturias. O Asturias entera.
