Ha sido el fin de semana del baloncesto, un deporte para tipos inteligentes al que se juega con la cabeza, al contrario que el fútbol, que se disputa con los pies (hay otros deportes sin pies ni cabeza, como el boxeo, que se basa en poner de manifiesto a guantazos lo que en la especie humana queda de primate).
Cuando se juntan estas letras, el Madrid ha anotado 57 puntos al descanso en el Carpena; "Campeones", la película de un entrenador de basket que purga sus penas intentando enseñar a botar y a hilar tres pases de pecho a un equipo de disminuidos, se alza con el "Goya", y Pedro Sánchez hace pasar por el aro a la agrupación socialista de Madrid sacándose de la manga del Magariños a un ex seleccionador nacional de la canasta para alcalde de Madrid, un señor al que se acusa de crear una sociedad mercantil para resarcirse de los impuestos de la compra de un inmueble en Ribadesella. Por lo pronto, al candidato madrileño las evidencias de chanchullo no le han cambiado los pasos. El presidente del Gobierno hace oídos sordos a las denuncias periodísticas: sigue la jugada en bloqueo y continuación.
Sánchez ha querido marcarse un triple con Pepu, como Casado intentó rebasar el listón cántabro por encima del charlatán Revilla poniendo sobre el tartán a Ruth Beitia, que se quedó en el primer intento. Colocar a deportistas de élite en las listas con calzador es moda que se lleva en esta temporada electoral.
Tal vez Barbón debería plantearse una oferta irrechazable a Javier Fernández. No al presidente en retirada sino al patinador.
