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El tirón

La lucha permanente y feroz contra el adversario político en tiempos de Twitter

Es curioso. Durante los últimos tiempos podría haber parecido que el PSOE estaba en trance de ser engullido por un partido más vigoroso que él, y nada reticente a comérselo crudo. La capacidad de Sánchez para la torpeza, realmente muy suya, ayudaba a reforzar esa intuición. El PSOE parecía un ordenador en el que un virus ajeno y astuto fuera indicando los pasos a dar en la dirección del precipicio. Y ahora da la sensación de que los socialistas aguantaran el tirón, sacaran el gen de la veteranía y, en nombre de esa socialdemocracia más o menos imprecisa últimamente pero en cualquier caso ajena a los dogmas bolivarianos que ahora cotizan poco, se mantuvieran a flote. Naturalmente, en todos los movimientos que anuncian un cambio de posición política está la diferencia entre la letra superficial de la teoría -o sea, que alguien se mueve a otro sitio porque ha reflexionado- y la profundidad de la práctica, o sea, que un profesional de la política sabe ver dónde cae el sol que más calienta y se larga allá donde le conviene: cosas así han pasado hace poco. Visto cómo andan otros, en el PSOE parecen estar considerando que es poco rentable electoralmente poner en cuestión el pack del orden constitucional, y Sánchez sabe que el look alternativo está muy bien, pero que hay que tener cierto empaque de Estado para ganarse a los más. Cuando Venezuela deje de ser tema, se librará en España la batalla por la posesión del balón socialdemócrata. Quizá en el PSOE ya se han dado cuenta. Y también en más sitios, desde luego. Esa pelea entre el PSOE y sus vecinos dará que hablar.

Ese aguante del tirón socialista no parece muy evidente en Madrid, donde el PSOE cuenta con el batacazo y mete a un profesional del deporte para que veamos las grandes ventajas del teamwork, tan citadas en estos tiempos. Cuánto esfuerzo. Lo malo de los avances tecnológicos es que ahora es muy fácil ver las imágenes del Sánchez premonclovita diciendo qué cosas no iba a consentir en materia de hoja de servicios: las consintió. No se entiende nada de lo que pasa en política si no se aprecia la lucha permanente y feroz entre los poseedores de curriculums muy distintos; quienes saben poco intentan que ese saber escaso sea tan relevante como obsoleto habría de ser el saber del adversario. Son profesionales, caray. Por ejemplo, cuando la alcaldesa de Barcelona dice que el Estado de las Autonomías está agotado, está cumpliendo esa ley inexorable: lucha por legalizar su ignorancia y convertirla en cosa seria y pontificante. En tiempos de Twitter, es fácil camuflar la estulticia siquiera por un tiempo. Luego llega, eso sí, la tormenta en el Caribe y es el momento de acordarse de Santa Bárbara. La socialdemocracia se pondrá de moda; ya lo verán.

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