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Sol y sombra

Sánchez y la tríada del mal

Batacazo parlamentario, victoria social y apología de la moderación

Pedro Sánchez aprovechó ayer el batacazo presupuestario para sacar pecho y proclamar que una derrota parlamentaria puede ser también una victoria social. Lo dijo en un tono mitinero, y cuando llegaron las preguntas no se molestó en cambiar de tercio para responderlas. Siguió erre que erre arremetiendo contra la tríada del mal que a su juicio encarna la derecha, e invocando la moderación que él mismo no se preocupó de practicar desde el momento en que se sentó a la mesa con el radical Torra para alentar la confrontación con los españoles que no aprueban ese tipo de diálogo. La derecha, más tarde, pondría a España por testigo de la desafección de la izquierda y de los separatistas. En realidad, no salimos del bucle.

"Llámenme clásico, pero sin Presupuesto no se puede gobernar", dijo Sánchez. Así es. Y con el respaldo de quienes lo apoyaron para después dejarlo caer, tampoco. Se comprende la frustración del Presidente que aprobó muchos decretos y ninguna ley, pese a que escuchándolo pudiera parecer que se tratase del arquitecto del Estado del bienestar. El resultante de su haber es la subida de un salario mínimo hasta ahora aparejada a la destrucción de empleo, la exhumación aún pendiente del cadáver del dictador y más horas de vuelo, en el Falcon, que el Barón Rojo y Charles Lindbergh juntos.

Se quejó de la deslegitimación injusta que sufrió de sus opositores tras la moción de censura, olvidándose de que fue su propio partido el que no hace mucho fletó autobuses con seguidores para cercar el Parlamento andaluz tras la derrota socialista. Dicen que nadie le gana en audaz, poco escrupuloso y fulero, pero, cuidado, porque ninguna de estas tres categorías cotiza a la baja.

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