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Sol y sombra

Ovejero y la izquierda

Félix Ovejero, el profesor de Economía y Ética que mejor está analizando la deriva reaccionaria de la izquierda, explicó el viernes en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, en un acto de Tribuna Ciudadana, que con los nacionalistas no se puede ni se debe negociar. Es como si uno intenta hacerlo con un racista, dijo por expresarlo de la manera más directa y sencilla. Pues claro, tiene razón. ¿Qué se puede negociar con un racista? Al nacionalismo y al racismo, dos lacras sociales que excluyen a las personas amparándose en la pertenencia y el color de la piel, hay que combatirlos con las ideas y los instrumentos que el Estado pone al servicio de las sociedades democráticas. Nada más.

Ovejero conoce por sí mismo y por quienes le rodean la dificultad de convivir con los independentistas en Cataluña, el único lugar del país donde los españoles que no son catalanes siguen siendo considerados inmigrantes y se vulneran los derechos a recibir educación en castellano -la lengua más hablada dentro de la comunidad-, sin que el Estado reaccione para evitarlo. Puso como ejemplos de lo contrario a Kennedy y a Johnson, que llegaron a ordenar intervenir a la Guardia Nacional de Alabama para proteger los derechos civiles de los estudiantes afroamericanos cuando les impedían acceder a las escuelas. Cualquier persona decente o progresista habría apoyado esa intervención en contra del segregacionismo y en defensa de la libertad. Aquí, a algunos de los que han aceptado el relato supremacista les parecería en cambio una provocación.

Como explica Ovejero, en España una buena parte de la izquierda, empezando por el presidente del Gobierno, hace tiempo que, en lugar de rebatir al nacionalismo y el peligro que entraña para la convivencia, aceptó su descripción del mundo como si respondiera a una realidad con la que estamos obligados a reconciliarnos. "Como si el nacionalismo fuera síntoma de un problema y no un problema que se presenta como solución". Los nacionalistas sólo entienden en el diálogo la aceptación de su tesis.

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