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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El corazón del bosque

Unos desaprensivos focalizan su odio y decepción con la naturaleza

Sesenta incendios azotaban en la tarde de ayer la región, la mayoría de ellos aventados por unas condiciones meteorológicas que favorecen la propagación de las llamas y dificultan, a la vez, las tareas de extinción, que en ocasiones resultan penosas e incluso arriesgadas.

Lo más grave de semejante humareda es que la mayoría de esa ascua incandescente que devora el corazón del bosque está alentada por el fósforo de unos desaprensivos que focalizan en la naturaleza su odio y su decepción.

El monte, como el mar, se ha convertido en el vertedero de las miserias humanas, en el pagano de las frustraciones de quienes se cobran en el bien común natural las facturas de su malestar, de sus desazones y sus desengaños; de su desarraigo y de su ausencia de perspectivas.

Hacer daño a quien no puede defenderse es pecado de lesa humanidad pero llegará un momento en que los árboles y las mareas saldrán en defensa propia y sobrevendrán dolores y cataclismos.

Hay quien va al monte y solo ve leña para el fuego; otros preferimos ver en ese reino leñoso medicina y alimento para la vida.

Cuesta una eternidad levantar un bosque y muy poco, sin embargo, reducirlo a cenizas.

Deberíamos pedir disculpas al reino forestal con la misma humildad con que algunas tribus isleñas de los Mares del Sur piden perdón a sus dioses, con lágrimas en los ojos, por los árboles que tienen que mutilar para construir sus canoas.

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