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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Oposiciones

En Gijón debería celebrarse cada fin de semana una oposición. Más de quince mil personas concurrieron al multitudinario examen celebrado ayer, en doble sesión de mañana y tarde, para repartir 399 plazas de celador. Resulta maravilloso este exceso de celo: en el recinto ferial había ayer más gente que en un concierto estelar de Metrópoli o en el día de la Caja en la Feria de Muestras; en el campus, tanta como en una conferencia en la Escuela de Ingeniería a cargo de un gurú de las bonanzas del coche eléctrico, y en la Laboral, mucha más que en una performance de esa ininteligible cultura para minorías que no cuaja en el gusto del común.

Fueron, en total, más de quince mil opositores de una tacada que anegaron restaurantes y hoteles, que bloquearon carreteras y provocaron una procesión de vehículos que colapsó la ciudad, si bien habría que reconocer que bendito colapso, puesto que esta convocatoria excepcional generó pingües beneficios a la economía local. La empresa que imprimió los exámenes se puso las botas. Y alguna sidrería vendió más cachopos que preguntas de la prueba escrita quedaron en blanco. Había peluqueros entre los aspirantes que acabaron los test por los pelos.

Cabe preguntarse si en esta época de vísperas electorales existe otra oposición en Gijón que no sea la de celadores. En el Ayuntamiento se nota que se consume el mandato: se ha instalado el perfil bajo entre los que gobiernan y los que tienen la obligación de criticar a los que mandan. Hay concejales del actual mandato que van de cabeza al paro y que, por si las moscas, debieron presentarse al examen de celadores.

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