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Fernando Monreal

Fernando Monreal

Doctor en Medicina y Cirugía

Día Internacional de la Incontinencia Urinaria

Hasta cuatro millones de personas ocultan el problema en España por vergüenza o resignación

Se estima que hasta cuatro millones de personas en España ocultan un problema de incontinencia urinaria por vergüenza o resignación. Y ha sido este pasado 14 de marzo cuando se ha conmemorado el Día Internacional de la Incontinencia Urinaria.

Para ser más exactos desde el punto de vista epidemiológico, en el Congreso nacional de Urología de 2007 se presentó el estudio EPICC, donde se dieron a la luz los siguientes resultados: en mujeres menores de 45 años, un 6,4% padecía algún tipo de incontinencia; entre los 45 y 54 años lo padecían el 10,5%, y entre los 55 y 64 años, el 15,5%. Estos datos nos dan idea de la severidad del problema.

En cuanto a los afectados de edad avanzada, la prevalencia de la incontinencia urinaria es creciente debido a que la población es cada vez más añosa, lo que hace que se pierda tejido conjuntivo, que es el que da soporte a los ligamentos y tendones que sujetan las vísceras abdominales.

Sabemos, también, que existen varios tipos de incontinencia urinaria, como son: la incontinencia de esfuerzo; la de urgencia -por espasmos de la vejiga-; incontinencia mixta -tanto de esfuerzo como de urgencia-, y la incontinencia por debilidad del esfínter externo.

Es cierto que el estigma asociado a la incontinencia urinaria lleva a los pacientes a evitar hablar de ello, con lo que no pueden ser ni valorados ni adecuadamente controlados. Así, la incontinencia se ve como un problema de salud que no reviste gravedad al no comprometer la vida del paciente, e incluso se percibe como una consecuencia normal asociada al proceso de envejecimiento.

Y, aunque fundamentalmente el trastorno se relacione con la mujer, y se asocie al parto vaginal, la menopausia y el envejecimiento, puede afectar a ambos sexos y en cualquier etapa de la vida. En concreto, uno de cada cuatro varones sufrirá incontinencia urinaria a partir de los 40 años. Además del envejecimiento, el crecimiento excesivo de la próstata -hipertrofia-, el Parkinson o el Alzhéimer son las causas más habituales de este problema de falta de continencia urinaria, junto con la diabetes mellitas, el estreñimiento pertinaz y el consumo de sustancias excitantes del tipo de la cafeína, la teína y el alcohol.

Pero también se ha comprobado que este problema afecta a la esfera sexual, y así, en un trabajo clínico británico, la incontinencia urinaria de esfuerzo alteraba la vida sexual del 28% de las personas afectadas.

Por todo ello es muy importante el acercamiento del personal sanitario al paciente, porque él, por sí mismo, no suele contar lo que le pasa. En este sentido, se ha elaborado un programa formativo para dotar a las enfermeras de Atención Primaria y otras áreas que traten a estos pacientes de las competencias y habilidades necesarias para detectar casos ocultos de incontinencia y prescribir el mejor tratamiento posible.

Además, en la población mayor la incontinencia se acompaña de inestabilidad y dificultad de movimientos, por lo que estas personas viven pendientes de tener un baño cerca, ya que, cuando les llega la urgencia miccional deben acudir rápidamente a él. Esa urgencia añadida a los problemas de movilidad supone, además, un mayor riego de tropezar y sufrir caídas con el riesgo de fractura y las consecuencias fatales que esto puede acarrearles.

Debemos, por lo tanto, poner el acento en los cuidados. Hasta ahora nuestros sistemas de salud estaban pensados para ocuparse de pacientes jóvenes con problemas agudos, pero, cada vez más, debemos pensar en pacientes crónicos y con más primaveras cargadas a sus ya de por sí encorvadas espaldas.

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