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Con la camiseta puesta

El derbi desde Chipre y las posibilidades del Sporting

Llega un nuevo derbi, el segundo en El Molinón tras muchos años. Yo pude participar en enfrentamientos entre el filial del Sporting y el Oviedo profesional, pero siempre me quedé con las ganas de jugar uno de verdad como el del domingo. No engañaré a nadie si digo que es un partido especial, por mucho que evidentemente los implicados tiendan a restarle importancia al sentido emocional de lo que significa ganar este partido.

Esta vez el partido llega en una situación importante al producirse a falta de pocas jornadas para final de Liga, donde es más importante el sumar y que tu rival, para meterse en play-off, no sume. Doble victoria.

Llega el Real Sporting de José Alberto con una racha de resultados positivos, haciendo partidos muy serios e intentando coger y establecer una dinámica que haga restar puntos respecto a los equipos que ocupan las posiciones de privilegio. En Segunda División, obtener tres victorias consecutivas es harto complicado debido a la igualdad que ha reinado en la categoría desde hace al menos una década. Cada año, además, hay mejores jugadores y las fuerzas se tienden a equilibrar sin importar presupuestos, currículos o experiencia. Se trata, al final, de dirimir quién lo sabe hacer mejor con el balón, como lo hace Nacho Méndez, que es del año 98, el año de la final de los dos cabezazos de Zidane o el año que fue proclamado senador vitalicio Pinochet en Chile (ya suprimido en 2005). Mundo loco.

Volviendo al fútbol, creo que el Sporting está a tiempo de todo y que llegar a estas fechas con buenas sensaciones y, sobre todo, con buenos resultados ayuda a estar cerca del objetivo. Tendríamos que llegar a las últimas cuatro jornadas con posibilidades reales y, si es así, tendremos tres partidos en El Molinón y los dos últimos contra rivales supuestamente directos en nuestra casa. Y en casa nuestra gente tiene que ser decisiva una vez más.

El Real Oviedo es un equipo agresivo, tácticamente muy trabajado, llega de ganar y también en buena posición clasificatoria. A pesar de las críticas a su entrenador en determinadas fases del campeonato, para mí un tanto injustas, están realizando una gran labor. De hecho, si hacemos una clasificación de los últimos diez partidos de competición, el Oviedo estaría en ascenso directo, solo superado por un Osasuna intratable y el más serio candidato a la primera posición, no solo por resultados sino por rendimiento y juego.

El año pasado tuve la oportunidad de ver por la televisión el partido con Juan Pablo. Este año no tengo rojiblancos con los que compartir nuestra locura, así que veré el partido aquí en mi casa de Chipre con mi mujer y mi hijo. A ella le tira el azul y al pequeño el rojiblanco. Los dos nos pondremos la camiseta y seguramente entonaremos alguna canción.

Pero, sobre todo, esperemos que reine la cordialidad y la rivalidad bien entendida entre las dos aficiones. Se trata de un partido de fútbol, nada más, y en la vida existen cosas mucho más importantes por las que preocuparse o enfadarse. Si ganamos lo celebraremos como se merece. Es decir, que yo dormiré en una habitación solo y mi mujer en otra, pero al día siguiente tan amigos. Como siempre, rivalidad sana.

Mi pronóstico es 1-0 con gol de Carmona de penalti.

Postdata: desde esta tribuna también quería mandarle un fuerte abrazo a mi compañero en esta página, Pelayo Novo, un grandísimo tipo. Deseo de corazón que todo en la vida le vaya como se merece.

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