Existe un viejo debate en Gijón a cuenta del cual se discute si esta ciudad es de izquierdas o ha virado, con el paso de los años, a la derecha. Se desconoce la sociología de esta impresión, pero lo cierto es que parece que el PP de Gijón está empeñado en favorecer la reedición de una nueva década de dominio socialista. O sea, que la cúpula local del partido está dispuesta a elevar a Ana González a los altares de la municipalidad.
Esta deducción, que parece una hiperbólica barbaridad, es lectura que cualquier observador imparcial puede hacer a la vista de la regañina que mantiene la cúpula local del partido con el candidato bendecido por Génova, que amenaza con dinamitar la necesaria "pax romana" que conduce, en cualquier organización seria y bien engrasada, a marcar nítidamente las líneas maestras de la estrategia de un partido cuando llega una contienda electoral trascendente como la que se avecina. Un partido que orea sus disputas en la calle, en lugar de lavar los trapos sucios en la intimidad, otorga a los rivales unos cuantos puntos gratis en el casillero.
La izquierda gobernó durante más de tres décadas férreamente Gijón. Hubo un paréntesis de ocho años que se debió, en el primer cuatrienio, a la decisión arriesgada de Pilar Fernández Pardo en favor de Moriyón, y en el segundo, al empecinamiento de Mario Suárez del Fueyo de impedir que José María Pérez fuera alcalde. Hoy, las disputas de un PP dividido y errático favorecerán sin duda el retorno de un gobierno liderado por el PSOE. Se avecinan cien años de gobierno de la izquierda en Gijón. Al tiempo.
