Otegi, un canalla crecido por los acontecimientos, ha revisado la historia más reciente del PSOE para decir que Sánchez, en contra de lo que mantiene, no impedirá el referéndum sobre la secesión de Cataluña. Se apoya en que los socialistas también dijeron "OTAN, de entrada no". Luego fue sí.
Hay que estar muy atentos a los cambios de opinión en la política dislocada de los líderes nacionales. El "no es no" de Sánchez al referéndum es igual que su profesión de fe socioliberal cuando se enfrentó a Madina en aquellas primarias. Tan resbaladizo como el mercurio. Lloyd George, que fue primer ministro del Reino Unido durante la Gran Guerra y tenía una enorme capacidad para definir tanto a sus colaboradores como a sus adversarios, decía del premier irlandés Eamon de Valera que negociar con él era como intentar coger mercurio con un tenedor. De Sánchez probablemente hubiera mantenido lo que le atribuyó a uno de sus antagonistas políticos. "Una alianza con él es igual que darse un paseo por el campo en compañía de un saltamontes".
Es verdad que puestos a confiar en alguien, el menos fiable de todos es el coordinador general de EH Bildu, con quien los socialistas veletas mantienen, sin embargo, buenas relaciones desde el brindis navideño. En general, la política es voluble como la meteorología. Albert Rivera ha dicho no a Sánchez porque lo contrario hoy sería suicidarse, pero una vez consumado el asombro de las urnas podría mudar de opinión para evitar que el candidato del PSOE caiga en manos de sujetos como Otegi y se desdiga sobre el referéndum catalán. No hay nada seguro, todo es muy incierto. Bailamos con saltamontes
