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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Pasión por el plan de vías

Nos la jugó el Gobierno de la nación a quienes apostamos por que el convenio del plan del vías llevaría el sello de las bendiciones del Consejo de Ministros el Viernes de Dolores, o sea, hoy mismo. Pensábamos que el gabinete de Sánchez aprobaría el documento antes de la celebración litúrgica del Domingo de Ramos, para que el ministro Ábalos pudiera entrar en palmas en Gijón a lomos de pollino, un día antes del desembarco en Asturias de Abascal con la espada de Pelayo a los pies de la Santina en Covadonga y del retorno de Casado a la tierra del frixuelo, donde se celebra estos días un festival regional de pinchos, entre los que destaca la croqueta que el PP de Gijón le ha cocinado a López-Asenjo por osar una candidatura a su medida.

Finalmente, el plan de vías se discutirá en Semana Santa, en la víspera del lavapiés, de manera que el documento llegará a Gijón limpio como la patena, prueba del amor fraterno que se tienen las tres administraciones implicadas en el multimillonario proyecto ferroviario.

Uno, que es malpensado por naturaleza, se pregunta por qué motivo el asunto que se iba a aprobar mañana en la semanal reunión de ministros se pospone una semana. La respuesta es bien sencilla: darle con la traviesa de las vías en los morros a la Alcaldesa, por la osadía de comunicar, de motu proprio y en un acto de su partido, la inminente firma del convenio, con luz y taquígrafos. Así, la que queda mal es la regidora, por querer anotarse un tanto en el propio casillero.

Mal día, un Miércoles Santo, para autorizar el convenio gijonés, cuando se reúne el sanedrín con Judas Iscariote para condenar al Mesías. Aparten, no vaya a ser de Gijón semejante cáliz y tamaño Gólgota.

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