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José Luis Salinas

Llegó la hora de quitarse la manta

El Oviedo tiene que ser osado y no creerse inferior a nadie en las ocho jornadas que quedan

Llegó la hora de la verdad. El momento de ser valientes por primera vez en la temporada. Esta división es muy caprichosa y otro año más le da al Oviedo una nueva oportunidad de redimirse ¿La aprovechará? Ya no valen excusas. Que si este equipo es peligroso, que no hay rival pequeño, que si cada uno tiene sus armas. Ya saben, los clichés que los oviedistas llevamos dos años seguidos escuchando como un mantra. Llegó la hora de ser osados de no creernos inferiores a nadie -porque probablemente el equipo no lo sea en ningún caso-. Y, quién sabe, igual hasta suena la flauta.

Pero para eso hay que dar un paso adelante. Es obligatorio. Y es un clamor. El Tartiere estalló contra Las Palmas y cuando aquel balón se escurrió a Champagne muchos se dieron cuenta de que con la cobardía solo da para que el equipo se mantenga sin apuros en una división apretada, pero en la que los que sacan la cabeza son aquellos que apuestan en un momento dado por ser valientes. Bienvenidos a este lado, por cierto. Solo aquellos equipos que tienen algo diferencial, sobre todo allá arriba donde se deciden los partidos, donde tiene lugar el salseo del fútbol, los goles, vamos.

¿Será capaz Anquela de ser un poco valiente ante un rival que tiene ya pie y medio en la Segunda B y que viene de ser goleado en casa? Llegó la hora de dejar de taparse con esa manta -formada por cinco defensas- que ni abriga ni da calor y, si contra el Córdoba no es el momento propicio para destaparse, probablemente no lo sea nunca.

La Segunda nos da, otra vez, una oportunidad de oro para conseguir llegar el play-off. Cada año más barato, por cierto. Así que hagamos borrón y cuenta nueva. Hagamos como si esa soga de seda de la defensa de cinco y un medio centro (y medio) defensivo nunca nos hubiera ahogado en muchos de los partidos del Tartiere. Empecemos todos de cero, banquillo, equipo, afición, directiva...

Quedan ocho jornadas decisivas y es el momento de que el equipo demuestre el potencial que de verdad se le presupone, o aquel que nos vendieron que tenía durante el verano. Lo más cercano es Córdoba, pero no hay que perder de vista de que vienen partidos complicados, de rivales que a principio de temporada estaban llamados a estar arriba y que lo están, pero que no están conformes con su posición y andan cambiando de entrenador como si eso fuera el bálsamo de Fierabrás. Contra esos -Málaga o Granada, por citar a dos de ellos- también hay que ser valiente. No vale serlo con los que se piensa que son inferiores. Eso sería una osadía valdía. Pan para hoy y hambre para mañana. Y el oviedismo lleva muchos años hambriento, porque es muy duro estar quedándose temporada tras temporada con la miel del play-off en los labios.

Ahora, si no se es valiente contra el Córdoba y los andaluces nos vuelven a pintar la cara como últimamente hace hasta el más pelagato pues apaga y vámonos. Aún volviendo a tropezar es probable que la división nos de una nueva oportunidad, pero para qué ¿Para volver a morir en la orilla? Esto es para valientes, y llegó la hora de serlo.

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