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Latidos de Valdediós

Mujer, ¿por qué lloras?

Preguntas desde la conciencia y el corazón que nos lanzan a la vida

En estos días previos a las elecciones el bombardeo informativo es tremendo: nos disparan desde todas las partes y con dardos de todo tipo, color y pelaje: nos asaltan ideologías variadas y contrapuestas que toca un amplísimo abanico de temas y cuestiones. Es un auténtico acoso de preguntas desde el exterior sobre nuestros gustos, nuestras convicciones políticas, nuestros proyectos? Son preguntas que nos fatigan y nos causan vacío y malestar, aunque llega un momento en que ya -al menos así me sucede a mí- no hacemos ni caso.

A mí esto me causa cansancio existencial y sólo descanso peregrinando a mi interior, a lo hondo del corazón. Es necesario cuidar nuestra interioridad y ejercitarnos en reflexionar y adentrarnos en nuestro propio corazón sin miedo: escuchar nuestro interior con receptividad, amando las preguntas y apreciando las respuestas, pues son una revelación sobre nosotros mismos y el rumbo de nuestra vida.

Si alguien arguye que no es creyente para esquivar esta atención al propio interior, yo le respondo con todo cariño y respeto que la interiorización y el escuchar la propia conciencia no es patrimonio exclusivo de los que practicamos una religión, sino de todo ser humano.

Hay una pregunta de Jesús en el Evangelio, que estos días de Pascua repetimos los creyentes: "Mujer? ¿por qué lloras?" Os abro mi corazón y os digo -en medio del gozo de la Pascua- lo que me hace llorar. Lloro por los atentados de Sri Lanka. Lloro por las víctimas, y lloro por los familiares de las víctimas, por tantas familias rotas por la crueldad de seres humanos fanáticos que -despiadadamente y en el nombre de Dios- matan y siembran el terror. Me rasga el corazón que fueran a celebrar la Misa de Pascua y encontraran la muerte de esa manera. Lloro por tantos seres humanos atropellados sin que nadie se detenga? ¿Por qué lloráis vosotros, amigos lectores? Quizás deberíamos preguntarnos esto: ¿Por qué lloro yo? ¿Qué es lo que me duele de verdad? ¿O ya no lloro por nada y me da todo lo mismo?

Creo que es importante entrar en nuestro corazón y revisarlo, no sea que nos estemos volviendo insensibles, duros y sin entrañas, o peor aún: superficiales egoístas que sufren por banalidades y tonterías.

Las preguntas formuladas desde la conciencia y desde el corazón abierto nos lanzan hacia la vida, hacia la novedad, hacia el bien, y nos alejan de la vida vegetativa, egoísta, despersonalizada y alienante que es la oferta número uno y aparentemente gratis de la sociedad actual? Digo bien: aparentemente gratis, porque nos dicen que es gratis, pero pagamos el precio más alto: el del borreguismo, el de la pérdida de la libertad, el de no saber ya quiénes somos, de dónde venimos, para qué estamos en este mundo, hacia dónde vamos?

Es bueno que de vez en cuando entremos en nuestro interior y nos planteemos: ¿qué busco yo en mi vida? ¿cuáles son mis deseos más íntimos? ¿qué cosas me duelen y me quitan el sueño? ¿cuál es la causa de mis lágrimas? ¿lloro alguna vez de alegría y agradezco todo lo bueno que tengo y sucede en mi vida? ¿pienso alguna vez, con lágrimas en los ojos, en los que están peor que yo o vivo permanentemente centrada en "yo-mi-me-conmigo"?

Sé que no es fácil, pero me atrevo a pediros, queridos lectores creyentes y no creyentes, que os toméis un tiempo y os sentéis cara a cara con esta pregunta: ¿por qué llorais en la vida?

Un abrazo fuerte y hasta el próximo viernes.

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