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Latidos de Valdediós

La esperanza siempre permanece

Una convivencia escolar

En un ambiente complicado y de resaca postelectoral, donde cada uno se lamenta de algo diferente, en unos días en que la situación de Venezuela nos preocupa y duele, los recientes atentados de Sri Lanka y otras mil peripecias hemos tenido un evento en Valdediós que pienso puede servir para reavivar la llama de la esperanza y la confianza, que para algunos está muy mortecina.

No vale encerrarnos en el pesimismo ni en el desencanto. Contemplar el viejo y -hasta hace poco tiempo muerto- monasterio lleno de color, movimiento, alegría, sonidos de vida? ha sido para nosotras un impulso de gozo. Ha resucitado el Señor y con El en esta exuberante primavera asturiana? ¡ha revivido todo! Hasta las piedras centenarias del monasterio parecían retozar de gozo y cantar. La vida siempre es más fuerte que la muerte y la bondad es más fuerte que el mal, aunque algunas veces nos pueda parecer lo contrario.

Escuchamos continuamente noticias que nos empujan al desaliento, a la desesperanza? ¡no! La bondad es siempre más fuerte que todas las fuerzas oscuras del egoísmo humano, que es la madre de todos los males que asolan este mundo. Es cierto que a veces parece que el mal es más fuerte y nos sentimos abrumados por el peso de tantas malas noticias? pero el pasado martes se reunieron en Valdediós cerca de seiscientos alumnos de veintidós centros escolares públicos asturianos (no les habían lavado el cerebro los curas y las monjas). Todo el día fue una fiesta, un día de convivencia y de evangelización, de cuidar valores morales, de poder hablar de ellos sin pudor y desempolvarlos y sacarles brillo. Un hermoso día para descubrir que el pilar de nuestra sociedad, de nuestras vidas es Cristo y el mensaje de Cristo y apuntar a ideales altos y nobles. Fue una apuesta clara y clamorosa por todos esos valores que -seas creyente o no- anteponen la bondad y el amor a todo lo demás.

Fue un momento hermoso y de reclamo: ¡ánimo! ¡No vale arrugarse! Tenemos un futuro y unos jóvenes que buscan y viven con el corazón inquieto, que no vegetan, que buscan y desean vivir en plenitud? por todos ellos no podemos tirar la toalla, ni dejar que nos venza el pesimismo. De nada sirve lamentarse y mucho menos pensar que nada nos queda ya por hacer y que esto no tiene arreglo. No podemos rendirnos: estos jóvenes nos miran y tenemos que mostrarles cómo caminar, explicarles de dónde venimos y hacia dónde avanzamos. No podemos mostrarnos perplejos, abatidos y desorientados? ¡Tenemos esperanza! ¡Yo tengo esperanza! Soy creyente y tengo fe: estamos en Pascua y Cristo ha vencido ya.

Y si no tenéis fe cristiana? al menos mirad a vuestro alrededor y mirad el triunfo de la bondad en tantos momentos y personas. ¡Cuántos héroes anónimos en cuya vida ha vencido la bondad! Seiscientos preadolescentes nos recuerdan que el amor y la bondad son más fuertes que el egoísmo y la muerte.

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