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La Espuma De Las Horas

Nabokov, el derrumbe de dos mundos

El escritor dejaba Rusia con su familia en 1919 para escapar de los bolcheviques; en 1940 huiría de los nazis a América

El pasado martes se cumplieron cien años de ello: un rebaño de Nabokov (tres familias) huyó de Rusia a Europa Occidental, en medio de frenéticas negociaciones de última hora y bajo las ráfagas de los disparos de las ametralladoras. Escapando de los bolcheviques buscó refugio en la península de Crimea. Pero la persecución siguió implacable hasta Sebastopol. Los Romanov habían sido evacuados desde Yalta esa misma semana. Otros rusos blancos asaltaban desesperadamente, en medio del caos, los muelles llenos de automóviles abandonados. La familia imperial logró finalmente zarpar en un buque de guerra británico. Los Nabokov se amontonaron como pudieron en un sucio carguero griego.

Invadida por los refugiados, Constantinopla los rechazó. Durante varios días se tambalearon en un mar agitado, subsistiendo con galletas para perros y durmiendo en los bancos de cubierta. Sólo las joyas de la familia viajaban cómodamente en un neceser después de que Natasha, la vieja y previsora doncella, se hubiera ocupado en pensar con que se iban a costear los gastos. Coincidiendo con su vigésimo cumpleaños, Vladimir Nabokov desembarcó finalmente en Atenas. Nunca más pondría los pies en Rusia.

Hasta el momento de la evacuación, los Nabokov habían pasado dieciséis meses relativamente tranquilos en Crimea, la última mancha de Rusia en manos blancas. Para entonces los bolcheviques ya habían eliminado a unos cuantos. El padre del escritor, abogado y político de ideas liberales, no estaba entre ellos. Caería abatido por disparos tres años más tarde, en 1922, en Berlín, cuando asistía a una conferencia y un activista ruso de extrema derecha se acercó al escenario cantando el himno nacional zarista, abriéndo fuego a continuación contra el editor y miembro del Partido Democrático Constitucional, Pavel Miliukov, que sobreviviría al tiroteo. Nabokov, que no tuvo tanta suerte, saltó al escenario y forcejeó con el pistolero. Otro de los asesinos disparó contra él dos veces y lo mató. Sus dos primeros hijos, entre ellos el autor de "Lolita" -estudiantes en Cambridge-, se hallaban pasando unos días en la capital alemana.

En febrero de 1917 se produjeron revueltas. El zar abdicó, reemplazado por un gobierno liberal. El padre de Nabokov, Vladimir Dmitrievich, desempeñó un papel destacado en esa administración. Meses después, Lenin regresó del exilio, desembarcando en la estación de Finlandia de San Petersburgo. Lo que había comenzado como un levantamiento marcado por ideales progresistas terminaría en totalitarismo. Llegó un sistema de partido único. El terror comenzó de inmediato. Al tomar el poder, el primer objetivo de los bolcheviques fueron quienes los habían precedido. El padre de Nabokov logró huir, su nombre figuraba en cabeza de la lista de los que había fusilar. Ese año comenzó en las costas rusas uno de los grandes éxodos del siglo.

Al contrario que otros rusos blancos, Nabokov nunca lloraría la riqueza y el alto ritmo de vida que le habían sido arrebatados, sólo el episodio liberal perdido de la historia rusa que se encargó de destruir y enterrar la propaganda soviética.

El 19 de mayo de 1940, el día en que Churchill anunció que los alemanes habían rodeado y traspasado la Línea Maginot, en medio de otro caos considerable, los Nabokov, Vladimir y Vera, embarcaron hacia Estados Unidos para escapar del nazismo. Por segunda vez, un mundo se derrumbaba tras ellos. Un mes más tarde los alemanes entraban en París.

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