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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Al padre Fueyo que no es

Al padre Fernando Fueyo, santo varón con más paciencia que el Job bíblico -enumeren cuánta serenidad alberga el veterano capellán del Sporting si durante años aguantó con estoico temple las astracanadas de David Barral-, le ha hecho flaco favor el hagiógrafo que diseñó la placa de homenaje en su honor a las puertas de la iglesia de El Coto, la parroquia que con mimo pastorea.

El mismo sacerdote ya se dio cuenta del gráfico desaguisado la mañana de la inauguración del modesto monolito en un discreto jardincillo: no sabía el párroco si aquel que dibujaron en la placa era, según opinión del vecindario, Jesús Gil o Juan XXIII. Al homenajeado, desde luego, no se parecía.

De la bondad de Fueyo habrá que colegir que le viene más a la talla el parecido con el Papa Roncalli que la comparación con el exalcalde de Marbella, con el que solo coincidió en el amor a dos colores listados: el rojo y el blanco futbolísticos, si bien de distinto escudo y signo.

Hay quien piensa que el dibujado se parece más a Hitchcock o a Orson Welles que al cura de San Nicolás de Bari.

Los vecinos de El Coto y el consejo parroquial van a solicitar al Ayuntamiento que cambie la placa y que el autor se esmere en caligrafiar a Fueyo tal como es.

El párroco, por su parte, no le da importancia al asunto, y dice que a fuerza de pasar cada día varias veces al lado de la placa ha terminado por acostumbrarse a su otro yo. Aunque tengo por cierto que la primera vez que se asomó a reconocerse, la carcajada se escuchó en Burundi.

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