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Pablo Tuñón

¡Che, relindo quilombo!

Cómo entender la situación política a ritmo de Calamaro

No hay mejor banda sonora a estos días inciertos que la del argentino que salpimentó la semana preelectoral. Vayamos por partes, que diría Jack el destripador. Y destripada está la derecha.

"Soy carcelero de tu lado más grosero. Soy el soldado de tu lado más malvado y el arquitecto de tus lados incorrectos", le ha advertido Abascal a Casado. Suena la parte más cañera del centro-derecha, puro rock patrio. Y así se entienden las palabras amables a Vox de quien nos mandó a todos a hacer el amor a nuestro balcón. Pero los nuevos jugadores de la partida política no están dispuestos a cargar con las culpas de la pérdida de peso de la derecha por la fragmentación, pero sí del viraje en el PP de Casado. Y matizan a los de Génova: "Soy inocente de tu lado más culpable pero el culpable de tu parte más caliente".

A todo esto, la amenaza naranja se acerca al sorpasso, también con versos de rock tanguero. "Soy artesano de tu lado más humano y el comandante de tu parte de adelante", proclama, tomando posiciones, Albert Rivera. Abascal también quiso, y se creyó por momentos, que podía asaltar el liderazgo del bloque. Y decía a la "derechita cobarde": "Soy el custodio de tus ráfagas de odio y el comandante de tu parte de adelante".

Y así están, luchando por la comandancia. Desorientado se halla Casado, "vagabundo de su lado más profundo", con temor a que llegue un gallego para querer ser "el dirigente de la parte más urgente" del PP. Y por los pasillos se le escucha tararear a Casado ese verso de "Flaca": "Alberto, no me claves tus puñales por la espalda".

Y mientras, Pedro Sánchez cerca de cumplir su deseo: "Que más quisiera que pasar la vida entera como estudiante el día de la primavera, siempre viajando en un asiento de primera". Para ello, deberá ser "comandante de su balsa de madera" sobre las agitadas aguas parlamentarias. Y muchos españoles suspirando para que nacionalistas e independentistas no se conviertan en "carpinteros de esa balsa de madera". ¡Che, relindo quilombo!, que diría Calamaro.

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