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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Klopp, hijo adoptivo

El Gobierno de España, a petición conjunta y sumarísima del PP, Ciudadanos y Vox, debería nombrar a Jürgen Klopp, entrenador alemán del Liverpool británico, hijo adoptivo de este país, y dedicarle un espacio relevante, sea zona verde, calle o plazoleta, en la capital del Reino. Y Florentino Pérez dar su nombre a una de las esquinas del Bernabeu, antes de tirarle los tejos cuando Zidane arda en pavesas. Con la gesta de sus aguerridos el martes en el templo añejo de Anfield Road, Klopp ha evitado una monumental Diada en Madrid, a las puertas del Wanda Metropolitano el sábado 1 de junio, de haber sobrevivido el Barcelona a la marea roja y haberse colado, como parecía, en la final de la Liga de Campeones.

El peso que se ha quitado de encima el Gobierno, que habríase visto en la obligación de poner sordina a la gran marcha catalanista de color blaugrana por las calles de Madrid, con Guardiola portando la bandera del brazo de Puigdemont, rapado al cero como el calvo de la Lotería para sortear la vigilancia policial y colarse de incógnito a celebrar una victoria orgiástica que ya no será tal, puesto que ha devenido en sorprendente gatillazo. Como no será posible, hoy por hoy, la declaración de la república de su casa, por muchas ligas que gane el Barça o muchas Copas monárquicas.

Cada episodio doloroso tiene sus mártires como cada Saturno obtiene placer de devorar a sus hijos. De ahí que si el sanedrín de Torra, mostrándose desde el balcón de la Generalitat donde colgaron lazos amarillos, preguntara al populacho congregado en la plaza de San Jaime que a quién meterían en la cárcel en lugar de los presos Junqueras y Turull, la plebe, encolerizada, no lo dudaría: a Jordi Alba y a Coutinho.

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