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Para cambiar

Lo de siempre no vende

Tras las generales y ante las municipales, autonómicas y europeas

No pretendo descubrir nada nuevo si hago algún comentario sobre los resultados electorales para el Congreso y el Senado, porque, otra cosa no, pero analistas, tertulianos omnisapientes, columnistas y enteradillos abundan de tal manera en España que se ha dicho todo con respecto a esos últimos comicios. Claro que siempre a toro pasado y mirando por el retrovisor es muy fácil llegar a dar en el clavo sobre cuales han sido los fallos y los aciertos, pero por anticipado casi nadie ha sido capaz de hacer diana con los resultados; únicamente Tezanos con su cocina de manipulación interesada de las encuestas del CIS se ha acercado bastante a la realidad, y eso que fue crucificado y vilipendiado por todos.

El caso es que, por mucho que digan, casi nadie tiene la capacidad de prever en política la reacción de los votantes ni cuáles son los factores que decantan el voto de los indecisos. Sin embargo, algo que parece perfectamente claro es que en los tiempos que corren basar únicamente una campaña en los principios habituales y los valores de siempre no vende; por lo tanto, ya no son factores determinantes para ganar unas elecciones. Ahí tienen el ejemplo de Casado sacando las momias del PP y sus discursos a pasear en la campaña con un Aznar que está superamortizado y un Rajoy que se asocia con la peor etapa de corrupción, dando la imagen de indolente (no digo que lo sea) y de dejar que los asuntos se solucionen por sí mismos como en el problemón catalán. El elector quiere ver otros enfoques y otro talante novedoso en los planteamientos políticos de futuro.

En el caso de Podemos, el otro partido perdedor, ha ocurrido algo parecido con un líder rebosando tal culto a su personalismo que la gente ya no pica, les recuerda a la época más sombría y más rancia de la Unión Soviética, asociando esas maneras y enfoques con los desastres de Cuba y Venezuela.

Con ese escenario, y a pesar de sus devaneos con el independentismo, a nadie debería de extrañar el triunfo de Sánchez y eso que su única estrategia ha sido cuidarse de no meter la pata para no cometer errores de bulto y potenciar su discurso con sólo dos o tres ideas simples para atacar a sus rivales. Le ha bastado para hundir al PP divulgar, mangonear y hacer creer a los ciudadanos que representaba la extrema derecha mas inmóvil y, en consecuencia, divulgar la falacia de que votar a la formación conservadora significaba recortar derechos y nivel de democracia; mientras tanto, Casado ponía el foco y se obsesionaba con que no se produjera una fuga de votos a Vox. Ya ven ustedes que fácil le ha resultado a Sánchez tumbar al PP.

Rivera, el otro triunfador, aunque a menor nivel que el PSOE, se ha dedicado a vender su inmaculada honestidad y pescar en el centro, derecha e izquierda haciéndose el deseado para pactar. Ya verán ustedes que en los próximos comicios municipales, autonómicos y europeos, aunque estimo una ligera mejoría del PP, va a ocurrir algo parecido, pues la capacidad de maniobra de los perdedores esta muy limitada por el poco tiempo que queda. Pero los candidatos, deberían ser conscientes de que la estrategia de basarse únicamente en potenciar lo tradicional y lo de siempre, yo no vende.

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