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El lado bueno de un ministro

En Educación fue el que más hizo por la dignificación salarial del profesorado

Conocí a Alfredo Pérez Rubalcaba en mayo de 1987, cuando fui nombrado director provincial de Educación en Asturias, sucediendo a mi amigo Antonio Trevín, que se había ido para ganar la alcaldía de Llanes. Era Alfredo por aquel entonces secretario general de Educación con José María Maraval, más tarde fue secretario de Estado con Javier Solana, para ser luego nombrado ministro de Educación.

Nada más verle, destacaba en Alfredo su cercanía y talante conciliador. Conviví con el (era el verdadero ministro-amigo para los directores provinciales) durante nueve largos años, muy intensos y a la vez reconfortantes, donde se produjo una verdadera transformación de la educación en España.

Asturias fue objeto de tratamiento preferencial y núcleo de las mejores experiencias del Ministerio de Educación: anticipación de la reforma educativa, creación o remodelación del 72 por ciento de las infraestructuras educativas (colegios e institutos), crecimiento de las plantillas de Primaria y Secundaria en un 47 por ciento, implantación de las siete escuelas oficiales de Idiomas, mejora de la escuela rural con la creación de los centros rurales agrupados, etcétera.

Venía siempre encantado a Asturias, cuando se lo pedíamos o por iniciativa propia, en los momentos difíciles, pues siempre decía que Madrid y Asturias eran las plazas más complicadas de gestionar en el Ministerio. De sus visitas a Asturias recuerdo numerosas anécdotas y frases que sirven como muestra de su extraordinaria categoría humana.

Tenía un seguimiento diario, a través de los recortes de prensa, de la realidad educativa en todas las comunidades. Era frecuente, que ante presiones de la comunidad educativa asturiana, muy reivindicativa y con demandas legítimas para la mejora de la educación de nuestros niños y jóvenes, me telefoneara para mostrar su apoyo y consejo. Recuerdo una frase suya: "No te preocupes por las malas noticias; una noticia solapa a otra, mañana inaugura un instituto y la gente sensata recuerda solo lo bueno". En una reunión con los sindicatos de enseñanza en Asturias con la presencia del ministro Rubalcaba, en un momento tenso de la misma, Alfredo dijo: "En asuntos de educación , Alfredo P. Rubalcaba es J. Luis Montes y J. Luis Montes es Alfredo P. Rubalcaba". El encuentro terminó muy pronto.

Alfredo P. Rubalcaba, en mi opinión, fue el responsable de Educación que más hizo por la dignificación profesional y salarial del profesorado. Viví en primera persona la negociación directa que el Ministro tuvo con el ministro de Hacienda para cerrar la estructura salarial con la implantación de los sexenios. El profesorado sabe de lo que estoy hablando . Todo esto sucedió en el Aeropuerto de Asturias en una de sus visitas a la región.

En los años 90 Rubalcaba intervenía en el Club Siglo XXI y despedía su conferencia con una referencia a D. Francisco Tomas y Valiente que decía: "De los servidores públicos debe prevalecer la honestidad y el ejemplo cotidiano". Y esto era Alfredo: honesto, ejemplar, austero, desprendido, respetuoso. Como diría Machado era, "en el buen sentido de la palabra , bueno".

Gracias, Alfredo, como educador y como socialista.

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