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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

La encuesta

Que los candidatos no se alteren en exceso, que no toda la suerte está echada

Hoy todo Gijón hablará de la encuesta electoral encargada por este periódico. No habrá chigre, taberna, tasca o barra en que no se desmenucen los datos del oráculo de la estadística, con idéntico afán con que los augures clásicos desentrañaban las vísceras de las aves desplumadas para predecir el incierto futuro.

Los candidatos en contienda echarán cuentas para ver si el resultado del sondeo cuadra con sus expectativas. A los que el experimento sociológico les ha salido fetén -en el caso de Gijón, solo socialistas y "naranjitos"- brindarán por que las previsiones del encuestador se cumplan. A los que, por contra, el escrutinio estadístico les ha salido batracio negarán la mayor y tratarán de convencerse de que las encuestas fallan más que las escopetas trucadas de una barraca de ferias. Que nadie se impaciente, que si hubo acierto o no lo sabremos de aquí en una semana.

Convendría que ni los ganadores de la encuesta empiecen ya a voltear las campanas ni que los supuestos perdedores se hundan en las arenas movedizas de la desmoralización. Aún hay partido y tiempo para hacer cambiar la intención de voto de los poco decididos y de los habituales indecisos. Echen el resto, admirables candidatos, que no toda la suerte puede estar repartida, aunque hay resultados que ya no los cambia ni una apelación de urgencia a la Virgen de Lourdes.

A la vista de los últimos resultados en cualquier parte del planeta, parece que los sondeos están para no creérselos, pero qué sería de un proceso electoral sin la salsa de las entrevistas telefónicas, el adobo de las valoraciones de los candidatos o el condimento de los balances de gestión. Sin duda, un menú inmasticable.

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