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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Nubes negras sobre el acero

La mañana del día elegido por la Plataforma Contra la Contaminación en Gijón para manifestarse contra los malos humos, una columna oscura se extendió, como otras veces, por encima de las cabezas de la zona oeste del municipio. Un millar de personas, según la contabilidad oficial, se congregó esa tarde a las puertas de la iglesia de Fátima, en La Calzada, donde la sensibilidad ambiental es mayor que en el centro de la ciudad, desde donde las nubes que tiñen de negro franjas del cielo del occidente gijonés se perciben como flores tristes del jardín del pobre.

Los líderes de los manifestantes dispararon contra la gran siderurgia, que se comprometió con el anterior Gobierno regional a una mejora millonaria de sus filtros medioambientales. En Asturias, pero sobre todo en Gijón y Avilés, existe un temor atávico a la marcha definitiva del gigante del acero, durante décadas fuente de prosperidad y empleo. Y ese miedo a la huida del inversor tapó muchas bocas de protesta: casi nadie se atrevió a protestar por debajo de la mascarilla.

Ahora Arcelor sufre las apreturas de una situación mundial que le es escasamente propicia, y que ha obligado a importantes recortes que afectan a la plantilla y que auguran tormentas sobre el futuro de sus plantas asturianas. Se avecina, según parece, un momento crucial para la gran empresa, que haría mal en desatender sus compromisos medioambientales y laborales con las dos grandes urbes industriales de esta región. Si la población miró para otro lado cuando las nubes oscurecieron el cielo porque consideró más urgente defender inversión y empleo que preservar la salud, ahora las cañas pueden tornarse lanzas.

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