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Tino Pertierra

Retorno al pasado

Un bar de mala suerte. Un hombre taciturno -atuendo de rojo y negro, bigotón amartillado- cena en una esquina. La voz de Superrrgarcía rasga el silencio. Aparca un coche. Dos tipos de aspecto patibulario entran. Piden cerveza y agua mineral. ¿Con gas? Silencio. El mandón se va con andares chulescos al servicio. Su compañero saca una navaja y raja el aire con sonrisa nerviosa para amenazar al camarero. El segundo rufián reaparece. "Bueno, y ahora todos quietecitos porque si no pinchamos al cerdo". Y le quita el mechero al tipo que cena. Y le bebe el vino. No sabe con quién se la está jugando. Luego registra la máquina registradora. "¡Esto es una mierda!", ruge blandiendo los billetes. "Baretta, cálmate", le pide su compinche. (Baretta era un detective de la tele de los 70). Baretta recolecta entre los clientes. Superrrgarcía, a lo suyo. Se acerca al comensal, impávido y con hambre. "Deja eso y pon ahí tu carterita de mierda", ordena. De pronto, palidece. "Baretta", le espeta el hombre con hambre, "dame el mechero o te quemo los huevos". La cámara desciende. Un revólver aprieta la bragueta de Baretta. Se llama Germán Areta, es detective privado y vuelve a las andadas muchos años después, más joven y con un hoyuelo a lo Kirk Douglas. Sí, el de "Retorno al pasado".

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