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Vivienda para todos

Los grandes retos en el Día Mundial de la Arquitectura

El primer lunes de octubre de cada año celebramos el Día Mundial de la Arquitectura. Con ocasión de esta efeméride los arquitectos hemos querido poner el foco sobre el desafío decisivo que representa la vivienda? para todos. Así lo hemos declarado desde la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) y desde Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE), del que soy consejero.

Ese desafío del que hablo no es un hecho abstracto, puesto que todos necesitamos una casa que habitar. El problema de la vivienda digna es tan grave que, en todo el planeta, hay más de mil millones de personas que viven de manera precaria, sin las comodidades básicas y sin los servicios urbanos necesarios. Además, millones de hombres y mujeres, refugiados y desplazados por conflictos y catástrofes, carecen de un cobijo de manera permanente.

Tristemente no hace falta irse tan lejos. En España también existen problemas en relación con la vivienda que precisan de acciones políticas concretas y urgentes. La población se concentra de manera progresiva en torno a las grandes ciudades, donde escasea la vivienda a precio razonable. Así, importantes capas de la población ven cómo se les niega el derecho a disponer de una vivienda que responda a sus necesidades de forma digna y adecuada. Al mismo tiempo que esto sucede, el mundo rural sufre el fenómeno dramático de la despoblación.

La emergencia climática, que muy pocos niegan ya, nos obliga a reducir con urgencia el consumo energético de los edificios, que deberían ser autosuficientes cuanto antes. Más allá de obligaciones normativas, deberíamos concienciarnos de que esto, que ya resulta posible técnicamente, nos tiene que llevar a concebir, proyectar y construir nuevos edificios, o rehabilitar los existentes, con criterios de sostenibilidad y consumo energético no ecológico prácticamente nulo. El parque de viviendas construidas precisa, mayoritariamente, de una transformación importante y urgente.

En otro orden de cosas, debemos adecuar las viviendas a las formas de vida actuales, flexibilizando los criterios de diseño, favoreciendo la existencia de normas prestacionales, dejando más libertad al proyectista y al usuario para adecuar las viviendas a los diversos tipos de familia, a los diversos modos de vida que cada uno elige y a los requerimientos de una población cada vez más envejecida.

Los arquitectos nos esforzamos para contribuir, desde nuestro conocimiento y nuestra experiencia, a dar la respuesta colectiva que exigen estos retos, de la que deben participar las administraciones públicas y el resto de agentes que nos acompañan en esta tarea: arquitectos técnicos, promotores, constructores, usuarios? Todos somos responsables de que esto salga bien.

Los arquitectos debemos dedicar tiempo a la investigación para aportar soluciones novedosas, arquitectónicas y constructivas, eficientes y económicas. También nos corresponde a los arquitectos, y asumimos ese encargo con responsabilidad, trazar estrategias urbanas y territoriales imaginativas, como hemos hecho en relación con el AMCA (Área Metropolitana Central de Asturias), y proporcionar un planeamiento urbanístico y estratégico, a diferentes escalas, que ayude a fijar población.

Los arquitectos estamos comprometidos con la ciudadanía, sabedores de que nuestra labor es de gran interés social y trasciende más allá de la pericia técnica. Es nuestra responsabilidad, porque somos protagonistas de este momento, legar a las siguientes generaciones un mundo mejor. No podemos mirar para otro lado. Pondremos todo nuestro esfuerzo en conseguir que todos disfrutemos de una vivienda digna y adecuada, integrada en un entorno construido y medioambiental de calidad, dando sentido así a nuestro trabajo y a nuestra profesión.

Feliz Día Mundial de la arquitectura.

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