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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Loas a la Guardia Civil

Si por loar los logros y el celo de la Guardia Civil en su diario desempeño nos tachan de fascistas algunos que conviven con el resentimiento envenenado de épocas pretéritas, conviene no tener en cuenta el insulto, que resbala sin daño excesivo. Quienes torticeramente alinean a los defensores de la Benemérita en el bando multiforme del fascismo manifiestan un grave desconocimiento de la historia, lo que descalifica sus erradas aseveraciones: los primeros que reflexionaron sobre la necesidad de crear un cuerpo de ámbito nacional que velara por la seguridad pública fueron los progresistas de las Cortes de Cádiz, para combatir el bandolerismo herencia de las guerras de guerrillas para sofocar la invasión napoleónica.

Por seguir con las enseñanzas del Canal de Historia, término acuñado por el maestro Puente, habría que recordar que el duque de Ahumada, promotor del instituto armado, era un militar de planteamientos liberales por herencia familiar.

Este año tuve la satisfacción de compartir con mandos de la Comandancia local y otro grupo de amigos una marcha pedestre desde Gijón a los lagos de Covadonga, de un tirón, durante dieciocho horas de permanente caminata, y he de decir que la experiencia quedará para siempre en el recuerdo, como un hito memorable. Caminar con la Guardia Civil al lado es como un baño de albricias. Este cuerpo de la seguridad del Estado que ayer festejó a la Virgen del Pilar, su patrona, en los cuatro cardinales de Asturias, merece reconocimiento y todos los parabienes de una sociedad que le adeuda un elevado rédito. Llámennos fachas, si quieren, por agradecer ese desmedido afán de servicio, ese desaforado desprendimiento.

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