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Alberto Menéndez

Buenas intenciones

Tranquila y, aparentemente, positiva primera toma de contacto de las fuerzas políticas asturianas sobre la futura negociación de la financiación autonómica. Gobierno y oposición acudieron serenos a la convocatoria y se olvidaron, aunque solo fuera por unas horas, del partidismo que todo lo invade. Incluso dejaron entrever que es posible alcanzar un acuerdo que permita a la región acudir unida, con una propuesta pactada, a las muy complicadas reuniones en las que se decidirá cómo se repartirá el dinero procedente del Estado entre las diferentes comunidades.

Buenas intenciones políticas, que merecen en líneas generales una valoración positiva, y más en estos momentos, a poco más de tres semanas para los comicios. Pero siempre surgen dudas: ¿y si toda esta mesura mostrada ayer es ficticia, derivada precisamente del momento electoral en el que nos encontramos? Todos los grupos con representación en la Junta General piensan en los intereses de Asturias, ¡faltaría más! El problema es cuando esos intereses hay que compaginarlos con los de unas determinadas organizaciones y a la vez con los de unos políticos muy concretos que forman parte de esos entramados organizativos.

Así, por ejemplo, el presidente del Principado, Adrián Barbón, habla de dejar a un lado el partidismo en este trascendental tema de la financiación autonómica. ¿Lo hará realmente? Convencerá de ello a los asturianos cuando en la negociación con el Gobierno central y el resto de las autonomías discrepe abiertamente y se enfrente a Pedro Sánchez, si es que este continúa como jefe del Ejecutivo.

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