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La aldea astur busca su futuro

Candás, capital de la Europa rural por una semana

La revuelta de la España vaciada saltó a la arena política justo antes de las elecciones generales de abril. Cien mil personas de un centenar de asociaciones y colectivos salieron a la calle, cansadas de no ser atendidas. Convocaron Soria y Teruel. Su voz se escuchó y el relato político amplió su significado: vacía, despoblada, abandonada, desaprovechada. Todos sabían que existía, pero no se hablaba de ella.

En los últimos meses, los territorios poco poblados siguen sumando fuerzas. Piden cambiar el lenguaje por uno más positivo. Hablan de repoblar, revitalizar, florecer o dinamizar y se preguntan cómo volver a ser atractivos. Usan metodología de coaching social e cocreación en torno a doce prototipos para fundar una nueva ruralidad.

Se debe empezar a hablar del campo desde dentro porque la visión de su gente, sus valores y su forma de vida son fundamentales, es la idea clave de los impulsores de la candidatura "Asiegu, la aldea pensada", ganadora este año del Premio al Pueblo Ejemplar de la Fundación Princesa de Asturias.

A esta sabiduría campesina, se pueden sumar ahora los avances de la tecnología, "las nuevas generaciones piden otras condiciones de vida y la innovación tecnológica permite obtenerlas, si además proporciona mayor productividad y rentabilidad debemos probar, pilotar ideas", apunta Pablo Priesca, director de CTIC en Gijón.

En este sentido, desde España se han presentado tres proyectos al programa Europa Digital, que prevé inversiones de 9.200 millones de euros. Son Celtiberia Digital, eCanarias y la Nación Digital Astur-Leonesa. Tres modelos diferentes, conectados entre sí, que apuestan por el modelo de inteligencia colectiva que proporciona la tecnología blockchain.

Crear un prototipo de aldea del siglo XXI para reproducirlo en la zona rural actualmente despoblada es la idea de Jaime Izquierdo, nuevo Comisionado para el Reto Demográfico en Asturias, "tenemos que hacer cosas disruptivas, que no hayamos hecho nunca". En su último libro "La ciudad agropolitana. La aldea cosmopolita", presentado en el Club Prensa Asturiana, asegura que la aldea encierra muchos de los principios que la humanidad necesita para salir del laberinto.

Gracias a Internet y las tecnologías digitales, la aldea del futuro será local y global, "el queso y la web, el pastor y el programador serán los que rehabiliten a la aldea en la sociedad posindustrial y completen la transición de los tiempos originales de la autarquía a los contemporáneos de la globalización", escribe Izquierdo.

Esta nueva aldea debe aspirar a ser una fábrica orgánica y biotecnológica de vanguardia que gestiona su territorio para crear productos de calidad, generar empleo y renta, arraigar su identidad, mantener el paisaje, estimular la cultura campesina y conservar la biodiversidad doméstica y silvestre.

Como herramienta básica para que la aldea pueda convertirse en una entidad con futuro, Izquierdo propone el plan estratégico de gestión agroecológica. En su detallado trabajo de diagnóstico, aporta treinta medidas, entre ellas, invertir en infraestructuras, recuperar la ilusión colectiva, la aldea como gestora integral, restituir las ordenanzas locales, prestar servicios ecológicos, organizar la acogida de nuevos pobladores o crear la escuela de maestría campesina.

El experto francés Yves Champetier recuerda en el prólogo del libro de Izquierdo que el programa europeo Leader para el desarrollo rural cumplirá pronto treinta años y debe seguir apoyando las acciones profundamente innovadoras, arriesgadas incluso. En ese camino, Asturias se ha convertido estos días en la capital de este movimiento organizando en Candás el Parlamento Rural Europeo. Durante una semana, más de 400 personas de 40 países han aportado numerosas ideas y propuestas por el futuro de los territorios menos poblados. Sus conclusiones llegarán ahora a Bruselas y Estrasburgo.

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