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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

A la vista de un gran retrato

La cesión temporal por el Prado a Gijón de un cuadro de Goya da para elucubrar sobre un mejor futuro

Con el auténtico "Jovellanos, ministro de Gracia y Justicia" de Goya, expuesto en préstamo del Prado en el museo de la casa natal del prócer, se ha llegado a un hito cultural que durará unas semanas. Habrá que aprovechar estos pocos días para contemplar el original y no contentarnos con la copia del salón de recepciones consistorial. Hay en el salón de cortinones verdes del Ayuntamiento local otros retratos de personajes locales, originales de sus autores, pero ninguno retrata a una persona tan importante para la vida local y eso que entonces, entre el XVIII y el XIX, nuestra villa era bien poca cosa y si algo prosperó se debe en su mayor parte a los afanes de don Gaspar que veló por su villa natal, aún enredado en los recovecos de la agitada política nacional de su tiempo. En el nuestro tenemos también nuestras agitaciones políticas, preñadas de incertidumbres y tampoco faltan las emociones locales.

De lo último reseñable es muy notable la sentencia del Tribunal de Cuentas que exonera al antiguo presidente portuario, Rexach, y al exdirector de la misma entidad, Díaz Rato, de pagar los más de ciento treinta millones de exceso en los gastos de la obra de la ampliación portuaria: no culpables, no responsables de un desaguisado que tal parece se debió a un fenómeno natural. Queda el pleito en la Audiencia Nacional, pero eso ya son otros lópeces que van por la vía penal, pero que a los dos mencionados parece que la decisión de ahora, aunque todavía no firme, parece favorecer mucho a sus intereses: de momento no verán sus patrimonios en danza. Seguirá la Autoridad Portuaria teniendo que abonar los plazos del préstamo que para sufragar los excesos de costes le facilitó el ente Puertos del Estado, lo cual puede repercutir negativamente en sus tarifas y continuará la tremenda guerra por la competencia abierta con los puertos de Bilbao, y la Coruña, sobre todo, pero también con el Ferrol o el mismo Santander. Lo que está de moda es la captación del tráfico de contenedores y ahí no está la cosa nada fácil. Se ha construido una terminal granelera y los vientos de los movimientos del transporte marítimo parece que rolarán en otras direcciones. Nos vemos con unas maníacas instalaciones de las que para obtener beneficios sustanciosos habrá que reconvertir en zona de tránsito más que en terminal de origen o destino final: puerto "hub" o redistribuidor de cargas.

No estamos a finales del siglo XVIII, cuando Jovellanos preveía un gran futuro al carbón de piedra, tan abundante en las cuencas mineras como se comprobó luego, sino a principios del XXI, cuando el carbono es el gran mal que provoca hasta el desastre del acelerado cambio climático, es decir, ya hemos rebasado el futuro y nos encontramos en esta villa, que sigue siendo marinera, y en todo su concejo, intentando adivinar lo que vendrá.

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