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PP de Gijón, ¿congreso a la vista?

El probable paso atrás de Mariano Marín en la política

Hace unos días se publicaba en LA NUEVA ESPAÑA la más que probable candidatura de Mariano Marín a decano del colegio de abogados. De ser así, el aún presidente de los populares gijoneses dimitiría voluntariamente de su cargo. Ese paso, desde luego, le honraría mucho por dos motivos. En primer lugar porque ambas responsabilidades requieren dedicación exclusiva, y en segundo lugar porque el PP de Gijón necesita pasar página.

Mariano y su equipo fueron elegidos en el congreso extraordinario de 2015. En cuatro años uno puede hacer mucho, poco o nada. Después de cuatro años a uno le pueden quedar muchos proyectos pendientes por realizar que requieran una prolongación del cargo, o pocos y que sea suficiente con dejarlos trazados al siguiente equipo, o simplemente ningún proyecto bien porque ya se hayan hecho todos, bien porque nunca hubo. La impresión es que esta presidencia del PP de Gijón ha hecho más bien poco, y no ha tenido nunca un proyecto concreto.

El listón, quizás, estaba muy alto. La presidencia de Pilar Fernández Pardo y su equipo, guste más a unos que a otros, con sus aciertos y con sus fallos, fue un revulsivo para el Partido Popular de Gijón. En aquellos años Pilar consiguió atraer e integrar caras nuevas, construyó un proyecto político, dinamizó la vida interna de la sede con grupos de trabajo, generó una fuerte sinergia entre grupo municipal y sede, etcétera.

Si el PP quiere seguir existiendo en Gijón es necesario que haya urgentemente un congreso, y que el partido tenga un proyecto estratégico claro y definido. Hace falta que se vuelva a revitalizar la vida interna de la sede, que grupo municipal y partido participen del mismo proyecto, que se genere una conexión fluida con los órganos regionales.

La espera en la calma chicha corroe los cimientos, atrofia la iniciativa y la creatividad, dinamita la pasión, difumina el color y la variedad tornándolo todo gris y monocolor, distorsiona la realidad. El PP de Gijón, sus afiliados, su grupo municipal, no se merecen esta espera, esta deriva.

Dicen que a vino nuevo, odres nuevos. Ojalá que el que venga -que alguien vendrá-, lo haga con un equipo nuevo, con un proyecto político para el PP y para Gijón, que sea una persona apasionada y no anodina, constructora de puentes entre las diferentes sensibilidades y no dinamitera, joven de espíritu y con experiencia. Hasta que no se produzca ese cambio ni el grupo municipal estará al 100% de su rendimiento, ni el PP se puede presentar como verdadera alternativa en Gijón.

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