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Arte contra quienes sostienen la violencia machista

La reacción de la cultura y la creación artística ante el auge del machismo

En los últimos tiempos pareciera que vivimos en el día de la marmota, teniendo que volver a defender y reivindicar aquellos derechos humanos básicos que pensábamos conseguidos. El auge de los retrógrados y machistas, que ahora están a cara descubierta en las instituciones, es una mala noticia para todas y todos, nos sitúa de nuevo en el frente de defensa de aquellos derechos duramente alcanzados. Las feministas sabemos mucho de esto, de este reflujo ultraconservador que sobreviene a décadas de avance. Lo explica a la perfección Nuria Varela en su último libro "Feminismo 4.0. La cuarta ola", donde hace un análisis brillante de lo acontecido en el feminismo en los últimos años, desde las acampadas en la Puerta del Sol, el auge de las redes sociales o la respuesta a sentencias patriarcales en cuestiones como violencia sexual. Las olas que siempre han definido al feminismo vienen acompañadas de un reflujo posterior que busca desandar lo andado y devolvernos a las mujeres a épocas oscuras sin voz, sin voto, sin derechos. A dejar de ser sujetos para ser tuteladas por otros. Mientras unas peleamos en la vanguardia, otros intentan volver a tiempos reaccionarios en la retaguardia.

El arte, esa herramienta que nos hace reflexionar a través de lo que vemos sobre aquello que vivimos, no es ajeno a lo que está ocurriendo. Hace unas semanas, la artista María Gimeno representaba en el Museo del Prado su performance "Queridas viejas" donde, cuchillo en mano, incorporaba a las mujeres artistas al manual básico de la historia del arte, el de Gombrich, donde no aparece ni una sola artista. No es casualidad, tampoco, que sea el mayor museo de España el que dedique sus salas a dos artistas como Lavinia Fontana y Sofonisba Anguissola, en la segunda exposición dedicada a mujeres en doscientos años.

La artista Yolanda Domínguez, por su parte, invita a todos a acompañarla el 25 de noviembre frente a las puertas del Ayuntamiento de Madrid a sostener los más de 1.000 nombres de mujeres asesinadas en España por violencia machista en los últimos diez años. Lo hace tras cancelarse la declaración institucional que se hacía siempre este día, desde hace 14 años, a propuesta de Vox y con el apoyo de los dos partidos de derechas que les apoyan.

En Gijón, LABoral muestra las múltiples violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo con la exposición "Equivocada no es mi nombre", y en la galería Gema Llamazares la artista Estefanía Martín Sáenz reivindica a las mujeres que pelean por sus derechos desde muchos campos.

La creación artística y el sector de la cultura reaccionan ante el auge de los machistas. Ya estaban, siempre estuvieron, por eso las feministas sabemos de lo que hablamos al nombrarles; la diferencia es que ahora todos y todas sabemos quiénes son.

Creen que nos van a dar la batalla, no saben que nos encontrarán de frente. Que como dice Varela en su libro, somos globales, estamos unidas, la sororidad nos impulsa y nos sostiene, y no dejaremos que nos quiten ni un centímetro de lo conseguido. Es una cuestión feminista así que es una cuestión democrática.

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