Escucho una doble cantinela: que los de Letras no tienen salida profesional y ?la más peligrosa? que las estudian porque no sirven para otra cosa. Doble mentira. Un grado en Letras puede ser puente para mil empleos, si los hubiere: está demostrado. Los estudios de Letras enseñan a armar el pensamiento con sustancia para rebatir sandeces con fundamento argumental ("Que fueron asesinados millones de judíos en los campos de exterminio es una patraña", "Las mujeres siempre quiseron ser violadas": mongoladas criminales semejantes), a saber que no todo es opinable y que no toda opinión es respetable. No se trata de andar ensoñando todo el día, ya lo sé: no todo es arte, literatura, historia. Pero "lo cierto es que las sociedades necesitan a los productores de bienes prácticos tanto como a los ensoñadores. Una sociedad que solo ensueña perece de inanición. Pero una sociedad que solo produce bienes prácticos se vuelve mezquina" (cortesía de Juan José Millás). Por contra, el Poder insiste en que seamos prácticos, en que los chavales estudien cosas prácticas: ¿cómo esperar que vayan los poderosos a favorecer unos estudios de Letras que cuestionan el discurso único del mercado y sus infinitas bondades, que enseñan a discurrir y discenir y a detectar trolas como trenes, que escarban en el pasado por ver si alguna luz trae al presente y así no andar a ciegas?
Además, ¿no habíamos quedado en que nos vamos a la mierda como planeta y como sociedad, y que esto no va a durar más allá del presente siglo? Entonces, las carreras del futuro ?las carreras prácticas? serán las de construcción y mantenimiento de búnkeres subterráneos, azafato de vuelos a Marte o experta en voladuras de plásticos marinos. Va siendo hora de correr a gorrazos a quienes hablan de "letrasados" y dejar que los jóvenes estudien lo que les guste con aplicación y con esfuerzo y brillantez. Luego ya si eso vamos viendo.