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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Milagros con panes y sin peces

Si Jesucristo viviera hoy no podría haber ensayado el milagro de los panes y los peces: le habrían lapidado los veganos que financian una campaña publicitaria contra el consumo de pescado que está haciendo arder Troya en Gijón. Tendría que haberse conformado con multiplicar rebanadas de trigo integral y repartir entre los hambrientos comensales una cocción de acelgas con papas.

La campaña de marras tiene de mala espina a la flota pesquera y a los trabajadores de la mar, a los que después de la parada por los temporales y la mengua de la cuota de capturas solo les faltaba una huelga de hambre de menú marítimo. Y a los tenderos del mercado de abastos que regentan pescaderías: de uñas si menguara el agosto del diciembre navideño por culpa de si los peces sufren. Claro que sufren; igual que Belén Esteban y otros besugos televisivos que hacen de la lágrima un lago Tiberíades. Más sufre el que nada delante de un tiburón blanco.

Estos mensajes publicitarios lo que pretenden es llamar la atención para que se hable y se escriba del asunto, a ver cuántos incautos pican el anzuelo y se levante un maremoto en las redes sociales, donde siempre se pesca a mar revuelto. En las aguas movedizas de semejante estrategia, los "pececistas" se mueven como anguilas. El caso es nadar contra corriente, a la manera del salmón. Hacen mucha gracia estas polémicas de peces de colores.

Sobre los inesperados mensajes de los mupis y las marquesinas de Gijón discuten cuatro paisanos en la barra de un bar mientras degustan un fino y una tapa de cazón en adobo. Así están las cosas: ni carne, ni pescado; ni caballo, ni caballa; ni liebre, ni sardina.

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