El caso Cascos no tiene solución posible. Desde sus incipientes escarceos políticos en nuestra villa marinera se las arregló para enemistarse con quien se le pusiera por delante y, a pesar de ello, se acercó a las más altas cotas del poder nacional. Y siguió riñendo con todo el mundo. Últimamente, le ha tocado con la que puso como presidenta de la menguada formación que lleva sus iniciales, FAC, que desde hace un tiempo se llama pudorosamente como Foro entre amigos y "el hormiguero" -en alusión a su logo- por aquellos que no los aprecian tanto. El caso es que, planteada la batalla entre la doctora Moriyón en sus funciones de presidenta del FAC y el ingeniero Álvarez-Cascos, en su papel de vicepresidente, salen a relucir los gastos que a la formación producía el decadente prócer, cercanos a los catorce mil euros entre emolumentos netos -unos casi cinco mil- y otros de gastos, incluido conductor a su disposición y se supone que correspondiente vehículo. La filtración de tan escandalosos números es fruto naturalmente de la batalla que no cesará hasta la desaparición por completo de las siglas y la integración de los restos de serie en el PP, en una especie de vuelta al redil que, con la integración del ya diputado electo Martínez Oblanca en las listas populares, está más que cantada. ¿Con quién reñirá entonces Cascos antes de irse definitivamente a su casa y dejar de dar la lata con sus cosas? Queda la duda de el lugar en el que sentará sus reales si en nuestra ciudad, si en su Luarca natal o si en el Madrid de la corte. Vaya usted a saber, porque el personaje es bastante raro y en muchas ocasiones atrabiliario en sus decisiones.
Riñas de Cascos aparte, el Consistorio sigue con apasionante vida política, estas semanas con la negociación presupuestaria. Podemos ha sacado del fondo de saco de sus reivindicaciones la implementación de la renta social y la valoran, así por alto, en un milloncejo de euros. Algo tendrá que componer la peculiar primera autoridad, socialista ella, para contentar a los podemitas y obtener una mayoría suficiente para ver aprobados sus presupuestos. Y mientras tanto, como para entretenernos la espera, los de Ciudadanos sacan de su chistera el conejo de si son necesarios los diversos entes, empresas, patronatos y fundaciones municipales. Lo que no dicen es qué les sobra y quién se haría cargo de los servicios que prestan. Las cosas, tal como están planteadas, parece que funcionan, así que el planteamiento ciudadano suena a vacío y a elemento de oposición. Lástima que su partido las esté pasando tan canutas y no les quede tiempo para mejores ideas.
