La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Diagnóstico precoz del cáncer de mama

Ya anticipé mi criterio de que en un futuro no lejano el diagnóstico precoz del cáncer de mama (CM) conllevaría extraer muestras de sangre a pacientes con riesgo de padecerlo para detectar las mutaciones genéticas que lo generan. Recientemente se ha publicado un estudio piloto de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) donde, mediante una simple muestra de sangre, detectan el CM con 5 años de antelación respecto su debut clínico. Concretamente, se trata de un estudio sobre 90 pacientes ya diagnosticadas, a quienes se tomaron muestras de sangre para detectar los auto-anticuerpos circulantes como respuesta al antígeno del CM (proteínas elaboradas por las propias células tumorales), comparándose, luego, con otro grupo de 90 pacientes de control (sin CM ni sus presuntos anticuerpos).

Los resultados del estudio ratificaron un 37% de casos del grupo CM con presencia de auto-anticuerpos específicos del cáncer; mientras, en el grupo de control solo se ratificó la prevista ausencia de CM en el 79% de casos. En consecuencia, el grupo investigador admitió la necesidad de mejorar sus resultados antes de indicar esta prueba en cualquier práctica clínica porque su valor predictivo era, todavía, insuficiente.

Este estudio de la Universidad de Nottingham representa otro avance en el diagnóstico precoz del CM pero merece apuntar tres consideraciones para calibrar su futura eficacia.

En primer lugar, afirman poder detectar un CM clínicamente sintomático con 5 años de antelación. Atendiendo el tiempo de "duplicación celular tumoral" (100 días) y el hecho de precisar 30 duplicaciones para formar un nódulo tumoral de 1 centímetro, se calcula que la etapa preclínica del CM es de 8 años y que, entonces, estará mayoritariamente limitado a la glándula mamaria. Consiguientemente, admitir que durante la fase preclínica existen anticuerpos en sangre periférica reactivos a proteínas generadas por el CM cuestionaría la teoría clásica del TNM sobre la extensión del cáncer; donde T expresa el tamaño del tumor mamario local; N, existencia (o no) de ganglios regionales y M, existencia (o no) de metástasis tumoral a distancia.

En segundo lugar, esta nueva concepción de la enfermedad revolucionaría su estrategia terapéutica, precisando una inmunoterapia inicial que fomente la defensa inmunológica de las pacientes -creando más anticuerpos contra el cáncer- y demorando la cirugía o la radio-quimio-hormonoterapia para la etapa clínica del CM. En tercer lugar, esta técnica diagnóstica puede generar estrés en las pacientes por mayor control de imagen (mamografías, ecografías o resonancias magnéticas) hasta detectar el CM y, a su vez, conllevaría un elevado gasto para nuestra sanidad pública.

En síntesis, reitero mi criterio que la futura estrategia diagnóstica del cáncer de mama consistirá en realizar un cribado clínico y periódicos análisis de sangre en las pacientes de riesgo a padecerlo para identificar las mutaciones genéticas que lo generan. Luego, procedería la prevención mediante la adecuada terapia reparadora del gen mutado.

Compartir el artículo

stats