La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

De vinos y abrazos

Una loa a la amistad y un llamamiento de alerta contra los cacos y los desaprensivos

Desde tiempos remotos, la sabiduría gustó de vincular la amistad con el vino. Un salto cualitativo en la socialización de la humanidad se produjo cuando nuestros antepasados, después de aprender a domesticar el fruto de la vid, decidieron utilizarlo para colmar la copa de sus celebraciones. En las tabernas sellaron nuestros abuelos pactos y alianzas que trajeron paz y prosperidad. La amistad, como el vino, no busca para crecer un lugar ni una época del año: ambos envejecen ricos en matices con el paso de las estaciones. Los amigos hay que cultivarlos con idéntico mimo con que el viticultor alivia de impurezas los sarmientos de las cepas centenarias. "In vino veritas": si quiero de mis amigos toda la verdad y nada más que la verdad, no existe mejor medicina que hacer rebosar de mosto fermentado el vidrio transparente de la amistad. Por mis amigos brindo con vino nuevo en viejos odres.

Líbrenos Dios, sin embargo, del abrazo cariñoso de un desconocido en plena calle: puede tratarse de un hábil carterista ávido de aligerar la billetera del prójimo. Un abrazo alivia las tensiones, disminuye el estrés, mejora el flujo sanguíneo y la autoestima. Tiene delito que cada vez más desaprensivos se empeñen en sacar provecho de la necesidad absoluta de cariño del otro. Dice mi médico que las mejores vitaminas A, B y C son Abrazos, Besos y Caricias. Recomiendo encarecidamente ese tratamiento de urgencia, que además no requiere prescripción facultativa. Por mucho que la delincuencia saque tajada de la fraternidad, abrácense mucho. Y defiendan ese gesto a brazo partido.

Compartir el artículo

stats